-¿Qué miran perras?-miré fulminante a las chicas que le blandían las pestañas a mi hermano descaradamente. Éstas, al escuchar eso, se dirigieron rápidamente hacia otro lado. Mi hermano me miraba con una sonrisa pícara.-¿Qué pasa?
-Nada. Es que yo no hago eso cuando tú estás con algún chico.¿Acaso estás celosa?
-¿Yo?-solté una risa demasiado exagerada-Para nada, sólo lo hice porque cuando esas perras hacen esos ojitos significa que están locas por ti, y eso me asusta. Solo te protejo.- le di un codaso en el brazo izquierdo. Me di cuenta de que ya no tenía la remera con vómito.-¿Cuándo te cambiaste?
-Cuando te quedaste dormida.-explicó. Ya habíamos llegado a la orilla del lago y era el momento de despedirnos-Creo que nos veremos dentro de unas semanas.
-¡NOOO!-grité colgandome de su cuello-¡No me dejes con esas chicas fresita!¿Viste cuánto maquillaje usan? No va a haber hombres en todo el verano.¿Para qué se lo ponen entonces?¿Acaso son lesbianas?
-Megan, nos están mirando-dijo entre dientes. Luego me abrazó fuertemente y susurró en mi oído-No te preocupes, sobrevivirás. Recuerda la lista.- y luego de eso se dirigió a la canoa color azul, la cuál tenía ese color para marcar que era de hombres. Mi hermano me saludó con la mano y partió a su internado.
No me había percatado de que unos chicos me miraban sin que les importara que yo los descubriera. Me di vuelta para enfrentarlos y les dije:
-¿Qué miran neanthertales?¡Tengo novio! Y no tienen derecho a mirarme de esa forma.- Luego de eso me fui a una canoa en la que se encontraba una chica de pelo castaño y ojos color miel, sin escuchar los comentarios pervertidos de los neanthertales. Me senté junto a ella que al parecer no me había visto u oído porque estaba concentrada escuchando música.-Hola.-la saludé y ella levantó la vista quitandose los auriculares de los oídos. Me dio una sonrisa de lado y respondió:
-Hola. Mi nombre es Jennifer.-al parecer vio mi expresión de tratar de contener la risa y dijo-Puedes reírte, ese nombre es demasiado sorry.¡LO DETESTO! Mi madre me puso así porque vio una estúpida película de romance y como le encantó decidió nombrarme como el personaje principal...- esta chica me empezaba a caer bien. Todo el trayecto hasta llegar a la entrada del campamento, me dijo que la mandaron aquí porque casi incendia la escuela. Pues, no se esperaba que una chica tan dulce de apariencia fuera capaz de hacer eso, o de hablar tanto.
-¡Bienvenidas al campamento Aschton!-exclamó una mujer de cabello canoso y algunas arrugas. Con esa voz chillona y esa falsa sonrisa ya comenzaba a caerme mal-Yo soy la comandante Scott, y estoy a cargo de este campamento donde nos divertiremos mucho. Ahora les entregaremos un horario para que se organizen, incluyendo el mapa y el reglamento de este lugar. A las diecisiete horas podran inscribirse en las actividades. Estaremos esperandolas en el salón. Ahora deben ir a desempacar en sus respectivas cabañas. A las doce y media del mediodía deben estar con sus uniformes, los cuales se encuentran en sus camas, en el comedor.-No, no, no, y no. Yo no iba a usar un uniforme para estar en un puto campamento. Al escuchar todas las quejas, la comandante Scott añadió- A partir de las cuatro de la tarde podrán usar lo que les plasca. Pero, recuerden, a partir de las ocho podrán llamar a sus familiares con el teléfono del internado, no el suyo. Los teléfonos celulares estarán confiscados hasta el fin del campamento.
-¡¿PERO ACASO ESTÁ DEMENTE?!¿No ve que el celular es nuestra vida-exclamé-¡No nos puede dejar sin eso!- la mujer se sintió atacada, pues todas le reprendiamos.
-¡SILENCIO!-exclamó una voz distante, que era bastante gruesa para ser de mujer. Sonaba autoritaria. Cuando pude observar bien(era bastante baja como para ver entre la multitud)vi a una mujer alta y rechoncha con unos lentes de sol que no dejaban ver sus ojos. Era como ver a tronchatoro en persona.-¡Mi nombre es Mostencher, la comandante Mostencher! Este comportamiento no será admitido aquí, y les ordeno que ya mismo tomen su equipaje y se dirijan sus cabañas.
Todas corrimos hacia las pilas de bolsos luego de que ella lo dijera. Localicé a la gran Bessie en la punta de la pila de bolsos. No me había ido mal en recuperarlo, pero a Jen no le fue igual. Tuvimos que tironear y tironear hasta que una chica de cabello negro y ojos grises se nos acercó y dijo.
-Mala suerte.¿Necesitas ayuda?
-Sí, por favor.-dijo Jen mientras continuabamos tironeando.
-Apártense-dijo, y cuando lo hicimos sacó de un tirón el bolso de Jenn. Se lo dejó a un lado de su hombro.-Mi nombre es Sarah.
-Hola, mi nombre es Megan, y ella es Jenn-dije señalando a la castaña.
-Hola. Gracias por sacarlo de ahí. No tenía ni idea que tuvieras tanta fuerza. En realidad nunca te he visto y no suponía que no tuvieras fuerza. Chicas creo que debemos irnos a nuestras respectivas cabañas.-miró el número que se encontraba impreso en su bolso y dijo- A mí me toca la 507¿A ustedes?
-A mí también-dijo Sarah contenta.¿A ti Megan?
-Mmm-me fijé en el número de mi cabaña y dije apenada- A mí la 506.
-No te preocupes, nos veremos más tarde-dijo rápidamente Jenn-Apenas terminemos de desempacar te iremos a buscar.
-Síp-asintió Sarah-Cuenta con eso bitchi. Por cierto, vieron qué espeluznante que era esa Mostencher?
-Sí-dije fingiendo una cara de horror- Parecía la mismisima Tronchatoro.-las tres reímos. Tal vez no iba a pasarlo tan mal después de todo.
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¡Adiós escuela!¡Hola!¿Campamento?
HumorTodo iba bien en el mundo de Megan: Terminaba la primaria y se iba de vacaciones con su mejor amiga. Hasta que hubo un cambio. Pasaría todo el verano en un internado sólo de mujeres y debería convivir con ellas. Pero no sería el fin del mundo.