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   Su día comenzó siendo normal. O bueno, lo más normal que puede considerarse, siendo él parte de la familia Donquixote. Un desayuno típico, con su padre adoptivo prendiéndose fuego (más de una vez), su tío, riendo en su usual tétrica forma y sus (¿hermanos? ¿primos?) peleando por idioteces. Y rompiendo la mesa. De nuevo.

   Respiró hondo, reprimiendo el deseo de levantarse e irse sin terminar. Law no era un alfa con mucha paciencia, lo cual era extraño, teniendo en cuenta la clase de personas con las que se había criado. Pero no. Se negaba a acostumbrarse a ellos y sus idioteces. Excepto Cora-san. Él era aceptable.

   Después de despedirse del rubio, porque para el resto ya no le quedaba energía, salió de su casa, para caminar hasta la estación del tren que lo llevaría a la escuela de medicina. Saliendo un poco temprano, como siempre, para tener tiempo de sobra y no tener que andar apurándose.

   Tenía un intelecto envidiable, una rutina aburrida y algunos problemas emocionales que le habían quedado desde la tragedia que se llevó a su familia biológica. De no ser por su padre y su reducido grupo de amigos, se habría limitado a quedarse acostado por el resto de la década, o algo así. No mucho más qué decir, literalmente la fatalidad era su mejor definición.

   De repente, sacándolo de sus usuales pensamientos pesimistas, un ligero movimiento captó su atención. Cierto pequeño objeto pasó grácilmente por al lado de su cabeza, aterrizando frente a él. Un avión de papel.

   Miró a un lado, al otro, miró arriba, a los edificios cercanos, sin encontrar a quien pudiera haberlo hecho. Volvió a mirar abajo y ya sabiendo que la calle estaba desierta, por lo que nadie lo vería, se agachó a tomarlo.

   Parecía ser de una hoja escolar rayada. De puro presentimiento, la abrió, descubriendo que, en efecto, tenía algo escrito dentro. Aunque no era lo que esperaba.

❝Eres una persona maravillosa.❞

   Tuvo que releer el mensaje un par de veces, como para estar seguro de que era real. Estaba escrito en bolígrafo rojo, y en la letra más desprolija que había visto en su vida. Lo cual era bastante, teniendo en cuenta de que estaba estudiando para ser un cirujano.

   Aún así, no pudo evitar sentir algo agradable en el pecho, sentado en el tren, con una mano en el bolsillo donde había guardado el avión que cuidadosamente volvió a doblar.

   Es decir, no era como si nunca antes le hubieran hecho un cumplido, habían mujeres que se desvivían por su apariencia, compañeros que admiraban sus habilidades y conocimientos, incluso algunos de sus más distantes profesores, lo habían felicitado en varias ocasiones.

   Pero era distinto. Porque, desde que entró a la familia Donquixote, el único que le decía "cursilerías" similares, era Cora-san. Que pareciera no tener sentimientos, no significaba que en realidad no los tuviera. Ver algo así, incluso escrito en un avioncito cualquiera que se le pasó por delante, era bien recibido.

   Quizá, tendría un buen día, después de todo.


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Perdooon, esta cosa quedó asquerosamente corta =((

Por eso hago puro one-shot. Ya le perdí la práctica a los long-fics.

No les voy a decir que el asunto va a tener tremenda mejora, porque sería mentira, pero al menos voy a intentar que estos cortos capítulos valgan la pena (?)

Por cierto, si bien hice de esta historia un Omegaverse, al menos de momento, esto no va a ser súper importante. Es más bien un reto personal.

¡Gracias por leer!💕

Aviones de papel ► LawLu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora