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Kevin.

Mi turno de vigilancia había acabado pero no me dejaba nada tranquilo saber que Emma estaría sola y podría pasarle algo similar a la otra vez. Por eso le pedí a mi mejor amigo James que pasara cada media hora para ver si algo le pasaba.

¿Por qué? Ni yo lo sabía.

Mientras tanto, yo me dirigía al centro comercial para resolver el problema que ocupó mi mente desde que apareció Emma en mi vida.

Estacioné mi auto en el parking gratuito del centro y me adentré en el gran edificio.

Ni siquiera me había quitado el uniforme de policía, por lo que varias personas se me quedaban mirando.

Me acerqué a un puesto de dulces.

—Perdone, señor —el hombre mayor se giró a verme con una sonrisa.

—Buenos días, ¿en qué le puedo ayudar? —dijo amable.

—Necesito información sobre el asesinato del día 27 de enero, ¿acaso usted estuvo presente?

—No, el asesinato tuvo lugar en el piso de arriba. Lamento no poder servirle de ayuda —dijo apenado.

—Gracias —iba a girarme pero mi vista se estancó en unos dulces que tenían forma de nombres de personas— ¿tiene todos los nombres disponibles? —pregunto señalándolos.

—Si no están en la cesta puedo hacerle con el nombre que quisiera.

—Necesito uno que ponga Emma.

¿Qué coño haces, Kevin?

Tienes suerte muchacho —se acercó y rebuscó entre ellos con los guantes puestos— aquí está.

Lo envolvió en un plástico y me lo dio. Le pagué con algo de propina y me dirigí al piso de arriba.

***

Me acerqué a un agente de seguridad.

—Disculpa, tengo autorización para ver las cámaras —le enseñé una antigua y la guardé de inmediato para que no se note que es de hace mucho tiempo.

—Sígame.

Me condujo hacia el último piso del centro comercial y nos adentramos en una habitación con muchas pantallas que mostraban lo que grababan las cámaras.

—Gracias, puede retirarse —le dije y frunció el ceño.

—Por supuesto que no. Aún si tiene una autorización debo quedarme presente por si acaso.

Mierda.

Bien. Quiero que me enseñe la grabación del asesinato del día 27 de enero.

El hombre de unos 30 años se acercó y empezó a teclear y buscar entre las grabaciones antiguas.

—Aquí está —dijo— ¿para qué la quiere?

—No le incumbe —se calló y se incorporó.

No tuvo la posibilidad de responderme ya que le di un golpe en la nuca dejándolo inconsciente.

Esto está mal. Ni siquiera sé si es lo correcto.

Saqué el cable USB de mi bolsillo y conecté el ordenador con mi móvil. Copié el video sin verlo ya que podría entrar alguien en cualquier momento y salí de la habitación como si no hubiera pasado nada.

***

Aún tenía unas 10 horas vacías antes de ir al trabajo, tiempo suficiente para dormir y tomarme una larga ducha. También tenía mucha hambre así que seguramente después de bañarme llame a alguna pizzería.

Entré en mi departamento y todo estaba en su sitio, lo que significaba que mi compañero de piso, Luke, aún no había salido del trabajo.

Me desnudé enrollando una toalla alrededor de mi cintura y entré a bañarme.

Muchos pensamientos recorrieron mi mente a lo largo de la ducha, como el caso de Emma.

Recuerdo cuando me asignaron vigilar a una nueva prisionera ya que era muy peligroso dejarla sola, y la gran cantidad de dinero que me ofrecieron al hacerlo. Acepté de inmediato.

Pero entonces la vi detrás de esos barrotes de hierro, tan frágil. Su tez era blanca como la nieve, con un diminuto lunar decorando su mejilla, ojos verdes hipnotizantes y pequeños labios rosados. Era un poco bajita, 160 cm aproximadamente, y contextura un poco delgada.

Y me pregunté en ese momento, ¿cómo puede alguien parecerse a un ángel acabar con la vida de otra persona?

Pero la apariencias engañan, y si estaba encerrada era por algo.

Y ahora que dice que es inocente me es imposible no creerla, por eso no dudé en ayudarla.

Nada más salir del baño me acosté en mi cama después de vestirme y caí en un sueño profundo.

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⏰ Última actualización: Feb 15, 2022 ⏰

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