Play With Me

I

Era una madrugada gris, oscura, llena de nubes llenas de agua, tanto, que el cielo parecía querer llorar a cantaros por algún amor perdido, eran alrededor de las 5:45 de la mañana cuando Lucy despertó por un golpecito en su pequeña ventana.

¿Qué ha pasado? 

Se preguntaba la joven con los ojos entre cerrados, la cual, al mirar la hora en el pequeño reloj de pared gris solo deseaba dormir de nuevo, pero por alguna razón el golpe del viento contra su pequeña ventana entre abierta la cual se abría y entre cerraba con cada oleada de viento no se lo permitía. Por último, decidió levantarse y mirar a través del pequeño espacio hacia el campo abierto que daba sobre las grandes paredes de piedra y cemento que la privaban de cualquier libertad.

A las 5:45 a.m. resultaba imposible salir de las habitaciones, los guardias nocturnos rondaban por los pasillos controlando que cada una de las chicas, todas menores de 18 años hicieran algún desastre.

Para la pequeña Lucy quien apenas corría por sus 16 años todo resultaba tan común, lúgubre, lo único que la aliviaba era observar el sol salir en la madrugada.

Luego de unos 30 minutos, decidió acostarse de nuevo y fingir que dormía, así hasta esperar las 7 de la mañana, hora donde todas las chicas debían bañarse y vestirse.

Un par de horas luego del desayuno y cumplir, todas las "reclusas" del convento, cómo Lucy tendía a llamar a las chicas del lugar, contaban con unas cuantas horas libres para pasear por los jardines o simplemente descansar, claro, dependiendo de cuál sea el caso, a algunas chicas les tocaba cumplir tareas extra como castigo cuando hacían algún "desastre".

Y cómo es costumbre, mientras algunas de sus compañeras se reunían para hablar, Lucy decidió aislarse e ir a caminar hasta el otro punto de los muros del "convento".

Lucy había ubicado un sitio, cerca de las alcantarillas de desagüe de un pequeño riachuelo que cruzaba las instalaciones del patio del convento en el cual rara vez entraba alguna otra alma. En este sitio Lucy descansaba en alguna pequeña paz, había un pequeño árbol el cual daba algo de sombra aún con sus delgadas ramas y algunas pequeñas flores, allí pasaba la tarde hasta que un pitido le anunciaba la entrada a su pequeña "cárcel" de nuevo.

Y así se le iban los días, hasta que aquél 18 de septiembre se fue a dormir...