Para LuHan había sólo algo importante en su vida. Más bien alguien, con nombre y apellido; Kim Minseok.
Kim Minseok sólo conocía una vida. La vida que tenía junto a LuHan, junto a su LuHan.
Sus vidas juntas eran todo lo que necesitaban, esa sensación de que sólo estando juntos podían funcionar, porque LuHan sólo era un frasco vacío sin Minseok a su lado. Toda su vida fue un frasco vacío, hasta que alguien le fue llenando con amistad, cariño y amor. Amor que se traduce en peleas, en reconciliarse y terminar enredados en las sábanas. En mañas por parte de un Minseok que sólo hace rabear a LuHan, simplemente porque disfruta verlo enojado. En un "te amo, Baozi" que se vuelve cargante por parte de LuHan, porque jamás se cansa de decirlo, porque realmente ama a Minseok, no sabe porque motivo lo sabe, jamás había estado enamorado, jamás le había gustado alguien, jamás había tenido la necesidad de sentir a alguien a su lado y quizás ese jamás que estaba sintiendo por primera vez era el que le hacía comprender que estaba completamente enamorado de Kim Minseok.
Minseok le ama, esta seguro de que lo ama y que lo necesita. Sin embargo, a diferencia de LuHan, él nunca lo dice, nunca le dice cuanto lo ama y lo feliz que le hace, no porque no lo sienta, sino más bien porque le avergüenza y su orgullo siempre le dice que debe esperar a que el otro lo diga primero para responderle con un beso o un abrazo tal vez. Sabe que eso molesta a LuHan, sabe que la mayoría de sus discusiones siempre son por lo mismo. "Eres un iceberg, Minseok", LuHan lo dice siempre y Minseok no es capaz de negarlo, porque sabe que es así, pero LuHan una vez más le repite cuanto lo ama. Entonces se da cuenta, se da cuenta de que no quiere una vida sin su Hannie, que no quiere dejar a ese estúpido cargante que lo hostiga con muestras de cariño, que no quiere perder a la única persona que lo ha amado tal y como es. Minseok se da cuenta de que LuHan es lo único que necesita y lo único que quiere.
—Te amo, Hannie.
Es Minseok quien susurra sobre el oído de LuHan, justo cuando se habían ido acostar. Es LuHan quien se sorprende, porque Minseok jamás lo dice, Minseok jamás dice que lo ama, no directamente al menos. Entonces se dan cuenta que no importa el tiempo que pasen juntos, no importa los años, aquel sentimiento se sigue sintiendo como la primera vez. Sus estómagos se siguen llenando de mariposas cuando sienten la cercanía del otro, aún son sonrojos por parte de Minseok cuando LuHan le da besos y le dice cosas dulces al oído.
—Yo te amo mucho más, Minseokkie.
Y LuHan decide no preguntar por su repentina confesión, porque quiere disfrutar ese segundo, porque le gusta ver a un Minseok sonrojado, tratando de ocultarse entre las sábanas, mientras lo miraba con ojitos brillantes. LuHan no lo piensa cuando se esconde entre las sábanas junto a Minseok y le besa bajo estas. No es de esos besos apasionados en los que se quedan sin aire mientras hacen el amor, es de esos besos que son como una caricia y a LuHan le gusta así, porque los labios de Minseok se sienten como una colchón suavecito en el que quiere reposar toda la vida.
—Pero yo te amo muchísimo más, Luge.
Y Minseok lo abraza, se acomoda en su pecho y se siente feliz como si hubiera alcanzado el objetivo más importante de su vida. Vio a LuHan sonreír cuando soltó su declaración y tal vez hacer feliz a LuHan era en verdad su mayor objetivo. Descubre que soltar aquellas palabras no es tan malo como pensó, que se siente mucho mejor cuando es él mismo quien de la nada las dice y sabe que hace bien, porque ve a su Hannie sonriendo brillantemente y eso es mejor que cualquier respuesta que pueda recibir.