Hazaña roja

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1980, Laredo, Texas

Recuerdo a Marly, tenía solo cinco años cuando cruzó la calle y me apunto con la vieja arma de su padre, se rio descaradamente cuando me vio asustado.

- ¿Tienes miedo? - Me lo dijo con su voz delgada y seca. -

-No, pero las niñas no deberían jugar con armas.-Respondí como si nada me hiciera temer, debía mostrar que tener esa clase de actitudes no era propio de su edad, vi sus cortas piernas, delgadas como alfileres, su vestido café viejo y gastado y las marcas notorias de sus costillas, sabia la clase de maltratos que sufría por parte de su padre, pero cuando intente meterme en su discusión, ella se rio y me dijo que le gustaba que la golpearan, en ese momento mi coraje se convirtió en incomprensión, una niña de escasa edad se repetía que era normal querer los golpes, que era normal aquella clase de abuso, yo no tenía que haber terminado mi clase de psicología y razonamiento infantil para darme cuenta de los factores peligrosos que ella tenía en su cabeza, me perturbo la clase de emociones que desarrollan las victimas tal tales sucesos, a final de cuentas no hice nada, termine desapareciendo en el silencio del patio, cerré la puerta de su casa no la había visto desde entonces, pero ahora estaba frente a mí, apuntándome con un arma y riendo, Marly no era una niña normal, su razonamiento era como el de una persona adulta, afrontaba las situaciones de manera extraña, me intrigaba, por ello solo me levante y entre a mi casa.

El sonido me aturdió, Marly acababa de jalar el gatillo y la bala había perforado mi pierna, la sangre espesa y carmesí comenzó a brotar y el dolor se apodero de mi cordura, pensé en abalanzarme contra ella. -Estas loca Marly? - Solo se rio, cínica y cruelmente. -

-No Aaron, no estoy loca, papá me dijo que lo hiciera y aquí estoy. -No le creí. -

Llame a mi madre, una mujer de gran edad, ella salió asustada y me llevo al hospital, no pregunto nada, pareciera que no viera a la niña, ni siquiera sé si noto el arma en las manos de la infanta, pareciera que Marly no existiera para ella, al pasar de los días lo entendí.

Curaron la herida, la bala había atravesado por completo mi pierna, según lo que mi madre me contó la operación fue rápida, pues la munición no había tocado ningún punto clave en mi cuerpo, pero también me dijo que no habían encontrado a Marly en ninguno lado, solo hallaron el cuerpo de su padre desnudo, sudoroso y con los ojos abiertos, con una bala enterrada en el cráneo, sus sesos esparcidos entre la alfombra, en aquella lóbrega habitación, la imagen fue repugnante, aunque el suceso no justificaba el acto, entendía lo desquiciada que Marly podría llegar a estar, años de abusos acumulados en su pequeño cerebro, sumado a lo necesitada que estaba de tratamiento.

Cuando me dieron de alta me uní a la búsqueda, no había ningún rastro de Marly, buscaron de todas partes, incluso en la casa de sus abuelos, quienes habían perecido años atrás, la gente fue dejando de buscar, y al pasar de los años nadie recordaba a la pequeña niña, hasta que familias llegaron a intentar comprar la vieja casa y salían despavoridos, el terreno perdió valor y termino subastado, en ese entonces tenía un buen trabajo y me permití adquirirlo, mi curiosidad era más grande que la necesidad de moverme de la ciudad, me mudé, la casa quedaba frente a la de mi madre por lo que el espacio era perfecto para poder visitarla y poder investigar aquel caso sin resolver, perfecto.

Al mudarme tuve que reconstruir, grandes pedazos de techo se encontraban destrozados, un olor insoportable inundaba el lugar, los muebles estaban inservibles, y entre las cosas del ático encontré fotos viejas, nunca conocí a la madre de Marly, sabía que los había abandonado, pero no supe la razón ni a donde había ido, y ahora la veía en esos pedazos de papel, era interesante.

Cuando abrí un pequeño cajón debajo de todas aquellas fotografías algo me sorprendió, un golpe había perforado mis tímpanos, había sido tan fuerte que me exalte, baje corriendo y una sensación fría me envolvió, pensé que había dejado abierta alguna ventana, eran mediados de diciembre, podía ser el viento de afuera, pero no lo asegure, fue entonces que la mire, sonriente, mojada, delgada y con su piel traslucida, Marly estaba frente a mí, se veía tan solo unos centímetros más alta, y su rostro estaba totalmente demacrado, le sonreí, pidiéndole con calma que se acercara, pero ella no me respondió, se quedó ahí, parada, solo observándome, pasaron los días y solo paso, mi madre murió viendo televisión, un 25 de diciembre, aquel día pase nochebuena de negro, en vela y solo, nadie asistió al funeral, solo Marly, con su vestido café de siempre, y sus escasas palabras, fue cuando empecé a temblar, y la pequeña niña levanto sus manos, hizo de sus dedos una forma de un arma, y me apunto, para después reír a carcajadas -¿Por qué no te mueres Aaron?,¿No es más divertido?.- Claramente me moleste con ella, volví a casa desconsolado, ya nada me impedía irme del pueblo, excepto una cosa, que haría con Marly, dejarla sola no era una opción.

Por la noche, pasadas las tres de la mañana mi sueño se vio interrumpido, una sensación de ausencia me abordo, salí al patio descalzo, en pijama, escarbe profundo hasta encontrar el cuerpo de la madre de Marly, no tenía sentido alguno, el cómo supe que estaba ahí, y justo al lado de su madre estaba el cuerpo de Marly, solo huesos momificados, y entonces recordé todo, aquella noche fría y tranquila de noviembre salí a fumar, Marly jugaba frente a su casa y la tome, la arroje entre los arbustos , despoje su ropa, despoje su inocencia y descubrí cada centímetro de su piel, hice que llorara, me pedía que parara y yo solo continué, no me importó que llorara, no me importó que pudieran vernos, después la golpee tan fuerte que mis manos quedaron rojas, llenas de sangre, solo me quede quieto, admirándola, le puse su vestido café y me fui a mi casa, era como ver un espejismo, no podía creer que yo había hecho tal atrocidad, recordé como entre a la casa de Marly el día siguiente, como su padre la golpeaba y el ver la escena me hizo reír, aquel día no volví a casa, yo mate al padre de Marly, yo lo desnudé, toda aquella escena había sido de mi autoría, Marly bajando las escaleras, llorando asustada al ver a su padre muerto en la sala de su casa, mi risa resonando entre la música, un rock nuevo, acelerado, los vecino creían que era un esposo golpeando a su esposa por no prepararle la cena, nadie se metió, tomé a Marly y le pedí que callara, le dije que la llevaría conmigo a otro país y ella se negó, Marly se negaba a mí, eso me hizo enfurecer y la asesiné, de la manera más cruel y deplorable que existió en mi mente, recordé haber matado a su madre años atrás, recordé haber enterrado el cuerpo y cavé, hasta entre la tierra dejar caer el cuerpo de Marly, destrozado por los golpes, ahí estaba la respuesta al caso, aquel asesino, había sido yo.

Lo demás ya lo conocen, Marly cobro venganza pro las cosas no le salieron bien, ahora recuerdo todo, la clase de bastardo que soy, y como en aquella casa me suicide tras volver a mí el recuerdo de Marly.

Historias de terror para una noche en vela ©Where stories live. Discover now