Sr. Stark

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Cuando el chico le vio se quedó estupefacto, estaba mucho mejor de lo que esperaba y sinceramente no sabía muy bien como reaccionar tras tanto tiempo.
Le había echado muchísimo de menos, todos los días pensaba en él, en como estaría, pero nunca se le permitía obtener respuesta.
Cuando Tony pronunció su nombre, se limitó a mirarle por unos leves segundos, dejando que fuertes emociones fluyeran por su cuerpo.
De pronto, le abrazó, dejando que aquellas emociones salieran al exterior en forma de lágrimas. — Tony. — masculló el niño, llamándole de tal forma por segunda vez desde que le conocía.
Alargó ese abrazo por unos segundos, más se separó de él levemente para poder mirarle nuevamente. Cierto nerviosismo corría por sus venas en aquellos momentos, — ¿Sabes? — comenzó a decir, en un tono rápido, agudo y fluido. — Cuando pasó, lo que pasó, — se estaba dando cuenta del poco sentido que le estaba dando a las cosas, más necesitaba decírselo, y, además, en aquellos momentos le era inevitable hablar. Como de costumbre en cierto modo. — fui contigo, hasta que llego Pepper y luego te llevaron a ese lugar. — hizo una pequeña pausa, llevándose las manos al pelo con nerviosismo. — Todos los días que estuviste allí quise verte pero no me dejaron, aún no sé por qué. — Suspiró, pausándose de nuevo. — En fin, quería que supieras que todo este tiempo he querido ir a verte. Pero no podía. — le miró, entrelazando los dedos tras su espalda aún con ese nerviosismo engulléndole. — Y te he echado mucho de menos Sr. Stark, no sabe cuanto. — dijo finalmente.

Tony sonrío, sintiendo una profunda alegría al poder ver de nuevo a su querido chico. — Ha pasado tanto tiempo Pete. — masculló este. Abrazándole con fuerzas, sintiéndose agradecido de que el niño estuviera sano y salvo. Le abrió paso para que entrará en su hogar, y este, obediente lo hizo, con algo de timidez. — Aún eres Spider-Man, chico, lo sé. — afirmó Stark. — Cuéntame como te va con eso y con el instituto.

Correspondió a su abrazo, sonriendo ampliamente mientras cerraba los ojos, sumiéndose en sus intensas emociones por algunos segundos. — Demasiado. — dijo, ocultando mi rostro en el hombro de Tony.

Cuando Tony le abrió paso hacia su hogar, entró tímidamente, juntando ambas manos y entrelazando los dedos a modo de distracción. — Claro, Sr. Stark. — dijo, tartamudeando levemente, por el nerviosismo aún presente.

Peter se paró en medio del salón del hogar de Stark, erguido, mirando curiosamente a su alrededor hasta que Tony tardó poco en romper el silencio.

— Sí, Sr. Stark, aún lo soy. — dijo, suspirando levemente. — Y aunque a veces quisiera, nunca dejaré de serlo, no podría. Siento que el mundo me necesita y no les fallaré, aunque a veces desearía tener una vida normal. — Aquellas últimas palabras sonaron con algo de tristeza y quizás resentimiento. — Y respecto a la escuela, bueno hay una chica... — Se pausó repentinamente, sonrojándose y dándose cuenta de lo que acababa de decir. — En fin, eso da igual. — añadió, tratando de enmendar su error, y soltando una pequeña risa como disimulo. — Va bien, como de costumbre, mis notas no han bajado, aunque cueste mantener el ritmo de Peter y Spider-Man, pero creo que voy bastante bien dadas las circunstancias, — el muchacho sonrió con cierto orgullo, pensando en ello. — ¿Sabe algo extraño? Algunos de allí no fueron afectados por el chasquido así que ahora hay extrañas diferencias de edad. — dijo, riendo, más aún con cierta extrañeza respecto a aquel tema.

Bajó la mirada de pronto, aún jugueteando con sus manos. — Pero eso no tiene importancia... ¿Cómo está usted Sr. Stark?

No fue el final del juego / It was not the Endgame. AvengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora