(N/A: Estoy muy feliz porque alguien ya leyó mi historia, muchas gracias a quienes me lean, me hacen muy feliz. Un agradecimiento especial para EstefaniaRamirez710 por votar en esta historia. Este capítulo te lo dedico a ti. Sin más que decir, comencemos).4 años después
Una pequeña niña corría por el jardín, sus pequeños pies descalzos se empapaban con el pasto recientemente mojado con la lluvia. Sus verdes cabellos cortos bailaban con la brisa que golpeaba su blanco rostro. Aquellos pequeños y regordetes brazos se agitaban en el aire alegremente. Su risa hacía eco por todo el lugar, resonaba melodiosamente. Podría ser cualquier niña de 4 años aquella que corría alegremente, mas lo que nos decía que nos alguien común y corriente eran sus ojos cerrados. Estuvieron cerrados todo el tiempo mientras corría, ni por un segundo los abrió y aún así se notaba que la pequeña personita sabía perfectamente a donde iba.
En un punto de sus carrera detuvo sus piernas y por fin abrió los ojos, más estos no veían nada. El iris, quecomúnmente que debería ser de algún color como café o verde, era completamente blanco, y la pupila que siempre es negra era de un tono de gris tan claro como el blanco que lo rodea.
Aquella niña de ojos claros se llamaba Katsumi.
Habían pasado 4 años ya desde que el doctor dijo que la niña había nacido ciega. Cuatro años en los que la dulce Mei había criado a la pequeña Katsumi con todo el amor que cualquier madre puede dar, incluso más de la cuenta. Todos sabían que esa niña de cabellos verdosos era la consentida de todos los niños de la casa hogar. Mas a nadie le molestaba realmente, todos adoraban a esa pequeña. Siempre alegre y siempre gentil. Era un pequeño rayo de luz que iluminaba completamente a quienes la rodeaban. Una luz que sería devorada enteramente por la oscuridad.
Detrás de Katsumi se escuchaban unos paso. La pequeña giró su cabeza para encontrarse de frente con un niño de cabello castaño, unos 3 años mayor que ella.
—Toph, Mei-san dice que tienes que volver pronto, hoy es tu turno de ayudar con la cena— el niño dice serio.
Kastumi apreciaban de sobre manera aquel apodo que le habían puestos sus queridos amigos. Era el nombre de una niña ciega de una caricatura que solían ver, para ellos su amiga era igual de genial que la mencionada. Era muy divertida y también era capaz de hacer cualquier cosa aún sin necesitar de sus ojos. No podía sentir vibraciones con sus pies, el estar descalza solo era para imitar a ese personaje y porque no le gustaba usar zapatos. Sin embargo de cierta forma, era como si ella si pudiera ver, no con ninguno de sus otros 4 sentidos (los cuales cabe decir que si tenía muy desarrollados) sino con "la vista". Es extraño de explicar, y ella lo sabía, por eso siempre que le preguntaba decía que podía ver con los pies (aún si era mentira), lo que ayudaba a que no tuviera que usar los molestos zapatos.
Ambos pequeños caminaban juntos en dirección a la modesta casa en la que vivían. No es que fuera pequeña, era de 3 pisos, sin embargo para 50 niños, si resultaba estar limitada en espacio. Al llegar a esta, el niño se quitó sus zapatos y Katsumi se limitó a secar sus pies en la alfombra de la entrada.
—Katsu, ven aquí— se escuchó gritar una voz desde la habitación que era la cocina. Era Mei; aún con el apodo que los niños le dieron a su pequeña, ella amaba llamarle por su nombre. Siempre decía que era como la nota que comenzaba una bella canción.
—Ya voy—grita Katsumi dirigiéndose a la cocina, antes de salir del pasillo de la entrada se da la vuelta—. Al rato jugamos, Kou-chan.
El pequeño solo se limita a asentir y después se dirige a las escaleras que suben a las habitaciones.
Katsumi se dirige a la cocina y ya allí golpea el piso dos veces con su pie. Esa siempre había sido su manera de anunciar que había entrado a una habitación. Ni ella misma sabía porque lo hacia, pero se había vuelto un habito, le gusta anunciar que ya había llegado. Con el tiempo sus cuidadoras y algunos de sus amigos lo habían adoptado también.
—Bienvenida, Katsu-Katsu— dijo la mujer de cabellos rojos, aludiendo a la forma de anunciar su presencia.
— ¿En qué ayudó?—.
—Tú encárgate del arroz, yo me encargo del pollo. Haremos Takikomi Goha— dijo mientras le ponía en las manos el arroz y para ella tomaba un muslo de pollo para prepararlo.
La menor se acercó al fregadero, se subió sobre un banco (a sus 4 años era más alta que los otros niños de su edad, pero aún así todavía no alcanzaba totalmente) y se dedicó a enjuagar el arroz quitándole el almidón meticulosamente.
Siguieron preparando la cena en un silencioso cómodo, el cual solo era llenado con el suave tarareo de Mei.
Al terminar de preparar la cena, Katsumi puso la mesa y fue a llame al resto de los niños. La cena fue tranquila: comentarios sobre un nuevo insecto que atrapó Fudo (era el mejor de todos atrapndo insectos), que tanto había crecido Hiro (a decir verdad el pequeño tenía un leve complejo de inferioridad y su baja estatura no me ayudaba), sobre que tan emocionados estaban los mayores por el próximo ciclo escolar.
Las conversaciones siempre variaban y todas eran igual de animadas. Toph aunque era una niña muy alegre y parlanchina, su momento de silencio era mientras comía, podían sacar un tema que la pequeña amará, pero ella no habría la boca, claro que después marearia a todos con el río de cosas que se callaba durante la comida. Sin embargo, esta noche un tema en particular hizo que saliera de su mudismo alimenticio: Quirks.
Cuando Mei trajo el tema a la mesa diciendo que el día siguiente varios de sus compañeros que ya estaban en edad de manifestar su Quirk irian a una revision, la pequeña no pudo evitar preguntar aquello que llevaba unos días rondando su mente.
—¿Yo cuando manifestaré mi Quirk?— sus palabras se entendieron a duras penas pues tenía la boca llena de arroz.
—Modales, Katsumi. No hables con la boca llena, es desagradable— quién hablo fue la segunda cuidadora de los niños, Anzu Hamasaki. Aun cuando su respuesta fue bastante ruda, lo único que quería evitar era que el tema de volviera incómodo para la pequeña de cabellos verdes.
La mirada en los ojos azules de Mei lo decía todo, se arrepentía de haber sacado el tema. Katsumi trago el bocado y volvió a hablar.
—También debería de manifestar mi Quirk, ¿verdad?—. En efecto, la pequeña estaba a solo dos meses de cumplir 5 años, por lo tanto estaba impaciente por saber cuál sería su poder, quería uno muy fuerte para poder ser como uno de esos héroes que su "mamá" tanto admiraba.
— Yo también puedo ir a ver al doctor mañana para que me diga cuál es mi Quirk— se suponía que debía de ser una pregunta, pero el tono suplicante de la niña daba por sentado que ella iría.
—Por supuesto que sí, querida— la voz siempre calmada y dulce de Mei estaba cargada de tristeza, pero eso nadie lo noto.
Nadie sabía la serie de trágicos eventos que la visita de mañana traería a la vida de todos los presentes.
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Ojos De Cristal (BNHA fanfic)
ActionLos ojos son las puertas al alma, pero que pasa si esas puertas siempre están cerradas. Condenada desde pequeña, repudiada por quienes la rodeaban, Morimoto Katsumi aprendió que estaba completamente sola en el mundo. Cuando ella nació, su madre muri...