Monstruo

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El rey revelaba su secreto,

cuando la penumbra caía

era un rey de sueños y mentiras

de locura y obsesiones

y había sido enterrado en su trono de oro frio.

El rey de ojos oscuros

el rey de sonrisa cruel,

había poseído a la noche

a la luz, al día

pero aún así su reino se alzaba en penumbra.

Lagrimas caían

de los ojos del monstruo,

aquel rey,

aquel tirano,

¡pobre, pobre monstruo!

apretaba sus puños encolerizado.

Y a los pies de su trono,

de su pecado,

estaban los huesos de aquella a la que había amado

¡qué triste ironía!

¡qué cruel suplicio!

por sus propias manos había perecido

poco a poco la luz lo había dejado

Porque después de todo,

un monstruo como el

jamás podría ser amado.

Versos olvidadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora