Se encontraba cocinando algunos platillos que daría en el pequeño festejo que había organizado Johnny para él. Hoy era su cumpleaños y sus amigos de toda la vida vendrían a pasar el rato a su casa. Debido a que Johnny se encontraba en el supermercado comprando de última hora, como de costumbre, algunas cosas que necesitaban, solo se encontraba en casa él y aquella personita pequeña de 2 años, Mark, el hijo que criaba junto a Johnny.
Fue hace dos años, después de haberse casado, que estaban decididos que su hogar necesitaba la pureza y alegría de un bebé, por lo que pusieron manos a la obra para poder adoptar. Fue un proceso difícil, mucho papeleo, juntas y visitas regulares a su hogar y a los de sus familiares y los hicieron esperar mucho para poder tener alguna consulta con la organización que llevaba a cabo dichas adopciones. Pero después de tanto sacrificio y lucha, pudieron tener en sus brazos a aquel bebito recién nacido, el cual su madre decidido darlo en adopción en cuanto nació. Tal vez el proceso había sido así de largo porque el destino les tenía preparado una persona en especial y no tenían duda que ese era Mark. Ambos se enamoraron a primera vista de la criatura pequeñita que les fue entregada aquel día.
Taeyong sonríe de solo pensar en las sensaciones que sintieron cuando trajeron por primera vez a Mark a su hogar, lo que lo hizo salir de la cocina por un momento para vigilar que es lo que hacía su bebé. Casi se le sale el alma de su cuerpo cuando vio como la cara y parte de su ropa estaban manchadas del jugo de la sandía. Había cortado trozos pequeñitos para que pudiera comerlos bien pero parecía que Mark simplemente se los había echado encima. Tomó un pañuelo y se acercó al bebé
-Mira nomas Mark, te has manchado todo- con cuidado limpio la cara del bebé, la cual estaba toda pegajosa -Ya te había enseñado como comer sandia, no puedes simplemente restregarla por toda tu cara y ropa- Taeyong lo miró con el ceño fruncido y notó como el bebé comenzó a hacer un pucherito -No llores, no te estoy regañando- sujetó sus mejillas y le plantó un beso en su naricita -No puedo estar enojado con mi bebé así que no llores ¿ok?
El bebé solo asintió e hizo que Taeyong sintiera esa sensación de preocupación. Ya tenía tiempo en que había notado que Mark no tenía intenciones de querer hablar, sabía que era pequeño pero había visto a muchos bebés de la edad de Mark que pronunciaban palabras cortas o que balbuceaban y según ellos decían alguna oración, pero parecía ser que Mark no tenía la misma capacidad. Lo había llevado, por consejo de Doyoung, a una clínica de problemas auditivos porque según el problema podría ser en sus oídos, pero el doctor le aseguro que todo estaba bien con los oídos de Mark y Taeyong lo sabía porque siempre que se dirigían a él, este les prestaba atención y entendía lo que le decían.
La última visita al pediatra lo hizo sentir más calmado, el doctor les había dicho que cada bebé tenía un proceso de aprendizaje, aseguró que Mark era un pequeño listo pero que tal vez sus habilidades para hablar estaban en proceso. Muy pocas veces Mark les daba el gusto con algunas pequeñas palabras, algunas mal pronunciadas, pero hacía el intento. La que más pronunciaba era "shania" que significaba sandia y cuando ensuciaba su pañal entrenador decía las palabras enseñadas por Johnny "pis" y "caquita". Había más palabras que eran dichas pero no tenía intención de decir más de tres palabras en una oración. Pero lo que mas deseaban era que su bebé les dijera "papá". Nunca había intentado decirlo por más que Johnny le insistiera aunque a veces podía ser algo molesto ya que su pareja insistía en que él era el que tenía que ser llamado "papá"
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-A ver Markie di papá- Johnny tenía en sus piernas el pequeño y delicado cuerpo de su bebé -si dices papá antes que mamá te ganaras un super premio ¿qué te parece?