Un mes, ha pasado ese tiempo desde que asesiné a mi amada, la vi teniendo una aventura con un hombre que fácilmente podría ser su abuelo, era alguien conocido, un señor dueño de una gran empresa; ¿Era por dinero? Yo podría haberle dado eso y mucho más, ¿le fastidiaba mi presencia?.
Eso no lo permitiría, ¡Si no era mía, no sería de nadie más! Me obsesioné demasiado con su bella sonrisa, su figura que podría haber sido esculpida por algún Dios, su largo cabello dorado que se veía como si el viento acariciara cada una de sus puntas. Me enfurecía más pensar en como ella se burlaba de mí cada vez que decía que me amaba, que su vida sin mí sería nada, ¡que inocente fui!.
Al comienzo sólo me entristeció; su mirada desconcertada expresaba todo, "la había pillado", la explicación fue muy simple "No es lo que piensas, amor" y eso me hizo sentir de maneras inexplicables, ira y rencor se apoderaban de mí, su rostro lleno de confusión se convirtió en una de terror absoluto, como si no reconocía al monstruo que tenía al frente, mas no importó, tomé una navaja que tenía en mi bolsillo (que guardaba por precaución); mi cordura desapareció por un instante, unos gritos llenos de sufrimiento lo advertían: la estaba matando; Pero seguí con mi cometido hasta que no respiró más.
Ha pasado un mes desde que la asesiné. La melancolía vivía en mí, el pasado me perseguía y los pecados me atormentaban día y noche, mis sentimientos eran confusos, ya no lo soportaba más, quería estar con mi amada, deseaba verla, la extrañaba, la extraño.
"En esa fría noche de invierno, una hermosa joven se había suicidado, los rumores decían que fue por un amor no correspondido"
Pero nadie jamás sabrá la verdad absoluta de lo sucedido
Ni cuanto yo la amaba
