Prólogo. Una vida de deseo.

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Si a veces nos perdemos en nuestra mente, imaginad estar perdida en la mente de otro; cuán divino y armonioso ha de ser el saberse deseada y amada. Pero si el mismo diablo lo hubiese deseado, los muros de la mente serían la más patética y hórrida prisión para la carne.

¿Quién os habla? Preguntaréis; soy Danae, divina y pura entre las mujeres aún sin ser una diosa o ente. Mi historia es esta que os cuento, la trágica perdición que corresponde mi propia imagen, que, al parecer, es la repercusión de un hombre desolado.

¿Confundidos?

Para poneroslo simple; existo delicadamente soldada al alma de este chico, Fausto es su nombre, similar a aquellos fuegos fantasmales que pululan en los pantanos. Él y yo somos dos almas eternamente inseparables, tal y como lo son aquellos derrochadores y amasadores de fortunas a quienes Midas divino condena a existir en las bóvedas de Plutón, siete círculos bajo nuestros pies.

Así de eterno y doloroso es nuestro castigo, que ha sido determinado desde el principio de nuestros días.

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⏰ Última actualización: Sep 02, 2019 ⏰

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