U N O

452 23 5
                                    

Es gracioso como unas simples tijeras pueden cambiar todo, ¿no?

Un martes como cualquier otro Park JiMin, un tierno niño de mejillas abultadas y sonrisa de media luna, caminaba a paso apresurado a su clase de artes. Si llegaba tarde de seguro la vieja que tenía por profesora le regañaría.

Al dar un paso en el aula soltó un suspiro lleno de alivio; la víbora -apodada así por JiMin desde que recibió un regaño por llevar a la clase un gato que se encontró camino a la escuela- aún no llegaba.

Ya más tranquilo caminó hacía su asiento al fondo, ese que compartía por desgracia con Min YoonGi, un niño paliducho que solía ser muy amigable con sus compañeros, pero que por alguna razón cuando se trataba de JiMin no podía evitar fastidiarle.

¡JiMin estaba harto de que picara sus mejillas con sus lápices! Y no sólo eso, también cada que estaba distraído el pálido rayaba las esquinas de sus cuadernos con dibujos tontos, le pisaba por debajo de la mesa y una vez robó su llavero de pollito, ¡JiMin amaba ese llavero! En conclusión: para Park Min resultaba ser muy fastidioso.

Tomó asiento al lado del blanquecino sin siquiera mirarle, mientras que llegaba su querida profesora se dedicó a pensar en qué debería comprarse de merienda en la hora del descanso. Un sándwich le vendría bien, o tal vez un churro...

-Hey, JiMinnie -su batalla interna sobre comida se vio interrumpida por YoonGi, quien le estaba pinchando la mejilla con un pincel.

-¡Deja de hacer eso! -chilló apartando de un manotazo el pincel.

Espera... ¿un pincel?

Otra vez no, por favor.

Con temor bajo lentamente su mirada de el rostro de YoonGi hasta su pupitre; efectivamente allí se encontraban los materiales que su profesora había pedido la clase pasada y pues... JiMin siendo tan él los olvidó por completo. Genial.

-No los trajiste -más que una pregunta fue una afirmación. -Bueno, presentí que algo como esto podía pasar, así que traje un poco de material extra. Aunque... -una sonrisa apareció en sus labios. Oh no. -luego me deberás un favorcito.

JiMin bufó. Ahí estaba otra vez el YoonGi que el conocía, ya se le hacía raro que le diera de sus materiales solo porque sí.

-Supongo que está bien, ¿qué es lo que vamos a hacer?

-Has estado muy distraído últimamente, tonto -dijo el mayor dándole una mirada burlesca a JiMin, a este no le daba ni un poquito de gracia que le dijesen tonto. -Como sea, haremos un marco para fotos, será un regalo para nuestras madres.

JiMin no preguntó más y solamente se quedó en silencio esperando las instrucciones de su profesora para empezar con la actividad.

Los siguientes veinte minutos se basaron en pegar algunas paletas entre sí y luego pintarlas para seguidamente esperar que estas secasen.

-Niños, vayan cortando un pequeño cuadrado de cartón para pegarlo en la parte trasera de las paletas -pidió la profesora con su típica cara de víbora -a los ojos de JiMin-.

Inmediatamente, como si se tratase de robots diseñados para aquello, los niños sacaron sus tijeras y empezaron a cortar su pequeño cuadrado. JiMin solo podía quedarse mirando con cara de tonto las tijeras de los demás, pensando qué hacer ya que obviamente el no traía las suyas consigo. Luego su mirada pasó a su Hyung, el cual se veía muy tranquilo haciendo su trabajo, claro, si exceptuamos que debajo de la mesa no dejaba de patear a el pobre de JiMin como si fuese una pelota de fútbol.

JiMin lo intentaba, de verdad intentaba soportar a Min, hasta le preguntó una vez el porqué de su comportamiento hacia su persona, pero este solo se encogió de hombros y respondió un "no sé de qué hablas, mocoso". ¡Mocoso! ¿Cómo podía decirle algo así?

-YoonGi Hyung, ¿podrías prestarme tus tijeras?

El mayor detuvo sus acciones para dirigir sus pequeños ojos a un JiMin que le miraba con cara de perrito mojado.

Tan lindo, pensó.

Una enorme sonrisa que amenazaba con partir su cara en dos apareció en YoonGi, una de esas lindas sonrisas de encía que a JiMin tanto le gustaban ver, aunque nunca se lo diría al mayor.

-Yo te prestaré mis tijeras con una condición, JiMinnie.

Pero qué interesado.

-Escúpelo.

YoonGi soltó una pequeña risita. -Quiero que seas mi novio.

Cinco palabras. Cinco palabras que hicieron que la respiración de JiMin se cortara.

¡¿Pero qué le pasa?! ¡De seguro se ha caído otra vez en el baño!

-¿E-estás br-romeand-do? -alcanzó a decir el castaño hecho cereza.

-No. Si quieres las tijeras sé mi novio, eres muy lindo JiMinnie.

El menor no podía creerlo. YoonGi, el niño fastidioso con complejos de fantasma-gato estaba pidiéndole ser su novio... ¡a cambio de unas tijeras! ¡¿Dónde quedó el respeto?!

-¡J-JiSoo, prestame tus tijeras! -gritó a la niña que se sentaba unos asientos delante de él antes de levantarse y correr hacia ella.

Tijeras » YoonMin ; 가위Donde viven las historias. Descúbrelo ahora