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Alemania, 1920

   El coche aparca enfrente de la sombría mansión. Nada más bajar el frío es tan intenso que me llega hasta los huesos y hace que me estremezca. Detrás de la mansión, la Selva Negra es tan espesa que si intentas ver más allá de los primeros árboles no ves nada más que una magna oscuridad. Un mayordomo vestido con traje negro  lleva el equipaje hasta el vestíbulo de la casa y allí el servicio se encarga de subirlo a las habitaciones.

   Mientras papá habla con los hombres del servicio noto que alguien me está mirando. Paseo la mirada por toda la sala hasta que mis ojos se topan con unos ojos negros y profundos que me miran serenos. Se trata de un  joven alto y de pelo oscuro. Su piel es tan blanca que, a la luz de las escasas velas que alumbraban la habitación, no se distingue del tono blanquecino de la camisa. Desvío la mirada del chico y miro a mi padre que está hablando con una señora bajita y gorda. Se da la vuelta y me mira:

-Cariño, la señora Anja te llevará hasta tu habitación. Es tarde. Deberías acostarte. Mañana nos espera un día largo.

   Yo asiento con al cabeza y me dirijo hacia la escalera donde me espera la señora Anja. Antes de llegar al piso de arriba miro hacia abajo donde están los hombres reunidos y busco al muchacho que me estaba mirando antes… Ahora también me está mirando.

                      *Al pasar la barca

                       me dijo el barquero

                       Las niñas bonitas

                       no pagan dinero… *

  Me despierto sobresaltada al oír la voz de una niña cantando en el pasillo. Me levanto, cojo el batín y me lo coloco en la espalda. Camino descalza por el frío suelo de mármol. Al llegar a la puerta hago ademán de abrirla pero antes de girar el picaporte  me paro. Espero unos segundos a ver si vuelvo a oír a la niña pero al otro lado de la puerta no se oye nada.

“Habrán sido imaginaciones mías” Pienso.

  Me doy la vuelta y empiezo a andar hacia la cama. A mitad de camino oigo una vocecita aguda cantando fuera de la habitación.

                   *Las niñas bonitas…no pagan dinero*

  Me dirijo hacia la puerta rápidamente y la abro sin pensarlo. Al final del pasillo una niña vestida con un camisón blanco y dos trenzas me mira con la mirada perdida. Lleva una muñeca arrastrando por el suelo. Me quedo parada en la puerta.  Debe de ser una niña del servicio.

-¿Te has perdido?- Le digo

  La niña no contesta ni hace ningún gesto.  Quizás sea una niña del servicio que es sonámbula…

-      Despertaré a mi padre y te llevará al ala de la casa donde está el servicio.

La niña sigue sin moverse. Camino lentamente hacia a ella para subir las escaleras e ir a la habitación de mis padres. De repente detrás de la niña aparece un hombre mayor vestido de blanco con un cuchillo en la mano.

-Mira, ya ha venido tu padre a por ti.- Digo.

La niña pone cara de sorprendida y abre mucho los ojos. Y de repente, todo pasa muy deprisa. El cuchillo del hombre impacta sobre el cuello de la niña. El hombre desaparece. No hay sangre en el suelo. El cadáver de la niña no está. Grito. Grito hasta quedarme sin aire en los pulmones pero nadie viene para ayudarme.

  Una mano se posa en mi hombro y antes de desmayarme veo al chico del vestíbulo que me dice:

-Lo has despertado. Va a por ti.

De repente todo se vuelve negro.

No temas a la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora