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-¿A qué hora vas a regresar?.-Preguntó el más bajo viendo a los ojos a su -ahora- novio.

-Puede que hasta las 11:00, te sugiero que no me esperes despierto.

-Prefiero esperarte, no creo poder dormir si no estás en la cama.

Un corto beso en los labios terminó con la conversación. Apenas Yoongi cerró la puerta del departamento Jimin rodó los ojos mientras negaba con la cabeza como si sintiera pena de Yoongi. Tomó su celular y marcó un número que ya había marcado miles de meses en esos 3 meses de relación que llevaban.

-El estorbo ya se fue, ¿vendrás o no?.-Habló Jimin con una sonrisa.

-Cállate y ábreme, ¿quieres?

Una vez más, Jungkook entró por aquella puerta y comenzó la acción de todos los fines de semana. El departamento se llenó de gemidos y sonidos obscenos, estos eran tan fuertes, que los vecinos tenían que dejar sus departamentos y llevarse a sus hijos con ellos para evitar que oyeran aquellas cosas tan asquerosas o siquiera se atrevieran a preguntar que era lo que hacían aquellos chicos.

Así es, Jimin no era llamado "puta" por nada, era un maldito interesado infiel, lamentablemente su nueva víctima era Min Yoongi, lo más probable era que también fuera la última.

Las horas pasaron, dieron las 8:30 y ambos chicos se habían quedado dormidos por haber hecho tantas rondas, las familias por fin pudieron regresar. Por otro lado Yoongi se sentaba en el mostrador de una pizzería esperando por más pedidos para poder llevarlos a los hogares.

-Yoongi, ya puedes irte, está a punto de llover y dudo que vayan a llegar más clientes con el frío que vaya a hacer, y por supuesto, no dejaré que corras peligro esta noche. Creo que has hecho suficiente por hoy.

-Gracias, jefe. Que descanse, nos vemos mañana.-Yoongi se dirigió a la puerta con una sonrisa al pensar que llegaría temprano a casa y podría pasar tiempo con su novio, pero fue detenido por su jefe.

-Yoongi, espera.-El hombre se acercó al castaño sosteniendo una caja de pizza y la puso en sus manos.-Pasa una linda noche con Jiminnie.

-Señor, no puedo aceptar esto, déjeme pagarle.

-Ya tengo suficiente sueldo con que trabajes para mi y seas tan amable con mi hijo.

-Por mi no es problema ayudar a Seokjin, sabe que puede contar conmigo.

-Anda, no rezongues y vete, Jiminnie debe estar esperándote.

-Gracias, señor Kim.

Yoongi agradeció mostrando aquella sonrisa muestra encías tan característica de el y corrió a tomar el autobús para poder por fin llegar a los anhelados brazos de su novio.




Abrió la puerta del departamento, al ver las luces apagadas supuso que Jimin se había quedado dormido, así que intentó hacer el menor ruido posible, de la misma forma, no quiso encender las luces para no despertarlo, encendió la linterna de su celular mientras dejaba la caja de la pizza en la mesa y comenzó a caminar hacia la habitación. Grande fue su sorpresa al notar que algo, o más bien, alguien, estaba acostado junto a su novio.

Bajó la linterna del teléfono hacia el suelo y vio ropa regada por el piso, su corazón comenzó a latir rápidamente ante la idea de una posible infidelidad. Levantó la camisa que más desconocía y la olfateó, era claro que ese era la colonia de otro chico. La luz de la linterna terminó en el desconocido y sus ojos se abrieron de par en par al reconocer su rostro.

No hubo palabras, no hubo gritos, no hubo siquiera miradas. Yoongi tomó la caja de la pizza y salió del departamento a paso apresurado sintiendo como un nudo comenzaba a formarse en su garganta.










-Yoongi...¿Qué rayos te pasó?.-Preguntó Hoseok viendo con completa angustia a su mejor amigo.

Yoongi sintió ganas de abrazar a alguien y poder llorar, y corrió directo a la casa de la única persona que siempre lo apoyaba en todas las estupideces que hacía, su mejor amigo.

-Tenías razón.-Habló Yoongi con la voz entrecortada angustiando más a Hoseok.-Jimin no era de fiar.-El pelinaranja por fin entendió todo, su amigo había sido lastimado y ahora estaba dándole la razón con la sonrisa rota, eso era algo doloroso de ver, muy doloroso.-Anda, búrlate de mi, me lo merezco por no haber hecho caso a tus advertencias.

-No, no, no. Yoongi, no voy a hacer nada de eso.

Hoseok le quitó la caja de pizza de las manos a Yoongi y la puso con cuidado en el piso para poder abrazarlo. Apenas el castaño sintió los brazos de su mejor amigo rodeando su cuerpo el nudo de lágrimas se desató en forma de catarata empapando sus regordetas mejillas y los sonoros sollozos llenos de dolor fueron sacados de su pecho.

Jimin había jugado con sus sentimientos, y dolía, dolía mucho.

Era hora de que el jugador supiera que había tirado los dados al tablero, era hora de jugar enserio, pero quizá Jimin no conocía las verdaderas reglas, era hora de aprender a jugar.














Nos leemos pronto.

Te enseñaré a jugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora