°sieteas°

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― ____, ¿ocurre algo? ― Esnorquita, quien se mantuvo callada en los momentos de entrometerse a ayudar, decidió involucrarse. Sus celos, cómo también los gustos, se mantenían al margen, para no dar una impresión incorrecta hacia la joven ___.

― Yo, Esnorquita..., lamento preocuparlos. Solo fue una cantidad algo abrumadora de calor ― La joven pasa sus manos por su frente mientras que suspiraba a menudo.

― Te traeré un poco de hielo ― mamá Moomin camino hacia la cocina, la cual estaba ordenada, como también llena de cosas útiles para una vida cotidiana.

― ¿por qué te esta pasando esto ahora? afuera hacia más calor ― the Mymble miro a pequeñita con el ceño fruncido, dando un ambiente de aire de "mejor dejala descansar".

Snufkin miraba la escena desde el sofá, recostado. Sabía que sucedía, pero no lo iba a soltar, no sabiendo el resultado que causaría, esperaría hasta que ella lo diga; a menos que. la situación se vuelva algo crítica.

― Bueno, mientras te recuperas te contaré una historia ― papá Moomin tomo una silla, la movió cerca de la joven ____, para empezar a contar de su travesía.

― Cuando era joven, viaje a todos lados, encontrando todo tipo de cosas. También encontré algunos peculiares, se decía que ellos eran hombres de frío, cada invierno despertaban, salían de su madriguera e vivían su vida tranquilos, con armonía, paz. Hasta el día en que aquella raza fue pérdida. Muchos dijeron que seguían vivos, pero totalmente escondidos, como si algo afuera los estuviera persiguiendo. De ahí, También conseguí un objeto, que me habían regalado. Era como una canica, o túnica. No recuerdo muy bien.

― es un historia muy interesante papá Moomin, lamento no poder escuchar con tanta atención ― papá Moomin, se despidió de la joven mientras revisaba que había pasado con mamá Moomin.

― cariño, ¿todo bien? ― mamá Moomin, observó llegar a su esposo, algo preocupado. Papá Moomin, miro la mano de su esposa, en la cual tenía el hielo.

― Toma, póntelo en la cabeza, te sentirás mejor ― la joven hizo caso a mamá Moomin, sostuvo el pañuelo con hielo, mientras sentía como ahora estaba más relajada.

― me alegro que te sientas mejor. Esta anocheciendo, deberíamos irnos a casa ― Papá Moomin, observó al resto. Se decía con una mirada algo serio, ¿quién podría cuidar de ella?.

― No se preocupen, estoy bien. Fue por el momento, no hace falta que me cuiden ― la joven ___ se movió del sofá, aún sujetando el hielo. Despidió a cada uno con una sonrisa, para luego cerrar su puerta.

― Necesito la túnica ― la joven, a quien le encantaba el calor, tenía cierto problema con el. Ese era el no poder soportarlo adecuadamente.

La túnica, o ropa, esta hecha con unas fibras las cuales son más frías que el monstruo de hielo. El hilo cocido a mano por sus antepasados, podría salvarla de esta situación. ¿Pero cómo poder tenerlo?, ¿sin qué se den cuenta de su condición?.

Cuando iba a dejar de pensar en eso, la puerta fue tocada. Miro por la ventana, se trataba de Snufkin.

― ¿____?― la joven abrió la puerta, dejando paso a entrar al joven Snufkin.

― ¿qué ocurre Snufkin? ― la joven confundida, alegre por qué haya venido, e algo molesta por engañarle, si así, se podría decir.

― Se que te ocurre ___, deberías dejar que te ayude, así podrías quedarte ― la joven se encontraba sorprendida por las palabras de el joven Snufkin, para unos segundos después, su mirada cambia a confusión.

― ¿Aún sigues pensando el que me quedé aquí? ― la joven tomo de los hombros al joven Snufkin, extraño Snufkin la observó.

― No me puedo quedar. Es hora de que me valla, Snufkin ― mientras la joven lo decía, había sacado el sombrero de Snufkin, para seguido colocárselo.

Snufkin este día, sintió, cómo se sentía Moomin al dejarlo.

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⏰ Última actualización: Jan 30, 2020 ⏰

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