[21] Toc Tocs

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El albino tomó en consideración la charla de sus cuñados, y se dedicó a observar cada acción de su pareja en su vida cotidiana.

Todas las noches cuando dormían juntos, se despertaba como a las tres de la mañana para ir al baño y volver a dormir como si nada.

Siempre tenía su ropa limpia y planchada para el siguiente día.

Cada vez que se ponía su abrigo, primero se ponía la manga izquierda y después derecha.

Había veces que echaba un spray sobre la cama antes de irse al trabajo.

Lo único raro que Ink notó en todos sus actos, fue que colgara las esponjas del lavaplatos.

— Amor, ¿Por qué cuelgas las esponjas? ¿Le tienes odio a Bob Esponja? —Preguntó el mayor asomándose, el moreno alzó una ceja.

— ¿Qué cosas se te ocurren ahora? Si las dejo secar en toda la humedad, tendrán hongos y después nosotros terminamos comiendo esa suciedad.

Otra de sus acciones extrañas era limpiar las persianas de la habitación con un calcetín, el lavandero no pudo evitar preguntar otra vez.

— ¿Por qué usas un calcetín? —Acercándose, pudo sentir un aroma fuerte— ¡Huele a vinagre!

— Es la mejor forma de limpiar eficazmente la suciedad de este coso.

— ¿Después de no olerá a vinagre por el resto del día?

— No.

Ese día estaba muy preguntón pues era el día de limpieza para Error, cada dos días lo era. El albino quería ayudar, pero con todas las tareas que hacía el moreno, con formas muy distintas a lo acostumbrado, solo se quedó cuestionando todo lo que hacía.

¿Era necesario?

Cuando quiso descansar sobre la cama, Error le agarró de la cintura impidiendo cualquier estupidez.

— ¡No te tires!

— ¿¡Hay una bomba!?

— ¡No! ¡Tonto! —Exclamó el azabache, indicó el colchón— Tiene bicarbonato, ni se te ocurre mancharte que no te voy a bañar.

El más bajo se inclinó y vio todo el polvo que estaba sobre el colchón sin sábanas, alzó una ceja.

— ¿Por qué...?

— Ink, te amo, pero estás preguntando demasiado.

— Es solo que tienes formas muy raras de limpiar.

— Me interesa que todo esté limpio.

— Pero...

— Calla, Ink. —Acalló Error, el aludido se cruzó de brazos soltando un suspiro, tanta información sin sentido para él le estaba atrofiando más el cerebro. El moreno vio su gesto y también soltó una profunda respiración, se acercó a él, acariciando su hombro más lejano a él— Si quieres, pide una pizza, pero la comeremos en la mesa, no en la cama.

— ¡Yay! ¡Eres el mejor!

Ink dejó atrás todas sus sospechas y besó feliz al menor, Error rodó los ojos.

— Sí pero evita ensuciar, gracias.

Locura cuerda | ErrorInkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora