I. Familia Bohemian

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El día estaba opaco como de costumbre, un día lleno de serenidad e incertidumbre, algo bastante peculiar en Ockland. La gente temía salir por la lluvia, esperen, ¿Acaso era realmente por eso? No, claro que no, la gente temía salir por las tormentosas hermanas Peyton, quienes torturaban a aquel que rompiera la regla del toque de queda de 5:00pm a 6:00am, ciertamente ocultaba algo esa familia, ¿Un toque de queda? La oscura mentira señalada por la familia era una inusual catástrofe, sólo afligian con artimañas a la gente ingenua.

El 22 de Octubre, pasó algo inesperado en el toque de queda, de lejos se veía una sombra, una sombra de un barco acercándose al puerto, ¿Habrían roto el toque de queda para pescar? No me hubiese extrañado si eso pasara, pues eran días de abundancia sin desperdiciar… Pero no, no se trataba de eso sino de una visita particular. Y justo como lo pensé, Anne inmediatamente hizo presencia junto a su hermana para castigar si esa era la condición.

— ¿Quiénes son y qué vienen a hacer a este pueblo? — Preguntó Lisa la mayor por 10 minutos de diferencia.

— Hola, mucho gusto, mi nombre es Augusto Bohemian, ella es mi esposa Clarice y mis dos hijos, Greg y Alex, estamos para quedarnos a vivir aquí. — Anne hizo una mueca e inmediatamente hizo un llamado a su padre.

— Sí cuéntenme, ¿Tienen tierras aquí? — dice su padre con tanta elegancia como altivez.

— Ah, sí por supuesto, de hecho es por eso que decidimos venir aquí, tengo una casa de herencia.

— ¿Ah sí? ¿Me recuerda su apellido Sr…?

— Augusto, Augusto Bohemian.

— Bien sr. Bohemian, ¿me dice usted que su padre era el señor Fred Bohemian dueño de la morgue del pueblo?

— Sí, sí señor, yo viví aquí con él hasta que cumplí los 18 años y luego me fui a hacer mi vida, tengo entendido que la morgue la heredó mi hermana Eliana.

— Sí, sí señor. — Dice mientras lo analiza. — Si ha vivido aquí entonces sabrá del toque de queda ¿No es así?

— Sólo había un barco que sarpaba para Ockalnd, no había elección.

— Muy bien. — Mira a Anne y a Lisa. — Es un 45, dejenlos pasar.

La familia continúa su desembarque mientras son analizados e inspeccionados por las hermanas, luego son escoltados hasta su nuevo hogar.

Al pasar las horas se hizo de mañana, el siguiente día florecía con un sol muy opaco y un frío abrazador, el día que empezaba estaría por desatar un caos en el pueblo, una guerra que quizá no tuviera fin.

Eran las 7:00 am todos los estudiantes caminaban hasta la escuela, excepto, claro está, las gemelas Peyton, quienes iban en su lujoso auto conducido por sus consentidores protectores, es decir, sus padres.

A lo lejos se acercaba una chica, no tan importante, no tan determinante, quien lucía de aspecto pálido (como casi todos los nacidos en Ockland) un cabello color negro, ojos color azul y estatura promedio, su nombre de pila que detestaba: Rebeca. Quién era más conocida como beca sería quién de manera ingenua mandaría todo a la M...

Pasó el lujoso auto casi que por encima de Beca mientras las turbias hermanas sólo reían del susto que lograron provocarle a la pobre muchacha, más sin embargo sus sonrisas no duraron por mucho tiempo.

— ¿Qué no les han enseñado a no ser idiotas en este pueblucho? — replica Greg molesto al ver el acto de las hermanas.

— Hermano por favor... Deberías ser más sutil con las serpientes, digo... Mujeres... — Sonríe Alex mientras choca los cinco con su hermano.

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