Capítulo uno

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- Señor... Podríamos deshacernos de él antes de que despierte. Quizás podamos enterrarlo vivo, está durmiendo tanto que quizás ni siquiera sufra.

La voz se oía lejana, pero aún así las palabras fueron suficientes como para bloquear cualquier señal de sueño que el joven poseyera. Abrió los ojos pesadamente, sentándose y apoyando su mano sobre la herida que recordaba tener abierta en el abdomen. Estaba vendado, limpio, cómodo y... vivo. 

¿Dónde estaba? 

Miró a su alrededor: era una habitación tan pequeña que solo cabía la sucia cama donde él se encontraba sentado y una vieja y chueca mesita junto a ella. Parecía que hacía años no se aseaba como se debe en ese lugar. Antes de continuar curioseando la zona, notó un fino y delicado brazalete en su brazo izquierdo.

"Kim Taehyung"

Quizás así se llamaba. 

Se puso de pie cuidadosamente y salió de aquella pocilga; pero para su mala suerte, la suciedad no parecía ser cosa de una sola habitación. El suelo bajo sus pies parecía haber sido blanco en algún momento, pero ante los ojos de cualquiera que lo mirase era amarronado, con gotas de lo que parecía ser pintura de todos los colores. Plumas, telas, frutos secos, jaulas, madera, calaveras, insectos muertos, insectos vivos, pinceles, comida podrida y libros (Muchísimos libros) era lo que se podía ver a simple vista en los rincones de aquel largo y desagradable pasillo. 

Siguió caminando lentamente, cuidando de no pisar algo asqueroso, ya que estaba descalzo. Al llegar a lo que parecía ser un living/comedor de la casa, descubrió a un joven de cabello oscuro, sentado en el suelo, leyendo un libro tan grande como su propia cabeza. 

- Eh...

- ¡Santa madre de...! 

Pegó un salto y observó con recelo al joven malherido parado en el marco de la puerta, apoyando una de sus manos en el vendaje que abrazaba su cintura.

- ¡Qué susto! 

Taehyung dejó que el joven volviese a estabilizar los latidos de tu débil corazón. Este último hizo una mueca al indicarle que pasase y se sentara en un largo y viejo sillón de cuero, cuyo funcionamiento parecía ser el de acumular abrigos ya que más de la mitad de él era una montaña de ropa de todas las estaciones, colores, formas y telas. De igual manera, el joven se sentó sin decir nada.

- ¿Cómo te llamas? 

- Taehyung... Creo -Su voz sonó débil, temblorosa. 

- ¿Crees? 

- Es lo que dice aquí - Señaló su brazalete, que parecía relucir más. 

- ¿No sabes tu nombre? 

- No recuerdo nada...

Taehyung miró al joven fruncir el ceño y volverse a sentar en el suelo, de piernas y brazos cruzados, sin quitar la vista del contrario.

- ¿Dónde estoy? -Se atrevió a preguntar. 

- No voy a decirte nada. No te conozco, podrías ser un ladrón, un asesino... quién sabe. 

- ¿Por qué crees eso? 

- Te encontramos sangrando como un pobre cerdo y perseguido por vaya a saber el universo qué... - Fulminó a Taehyung, presionando sus labios.

- ¿Al menos me dirás cómo te llamas? 

- No.

Fue lo último que oyó de aquel chico de ojos grandes antes de que se perdiera en una habitación de puerta pequeña, torcida, casi cómica. 

Lost heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora