Desconocida.- Oneshot Jenlisa [G!P]

Oneshot

Siempre quise experimentar algo nuevo. Salir de lo común...

- Amor, ¿Ya estás lista?.– Preguntó mi novio.

- Sí, bebé.– Contesté sonriente.

Kim Jong-in y yo llevamos casi tres años de novios. Sinceramente no esperé que nuestra relación durara tanto, y la verdad, me aburrí de él desde el primer día. ¿Por qué sigo con él?. Pues fácil; me mima.

Nos subimos a su carro lujoso, y nos dirigimos a la fiesta.

Hoy tenía la esperanza de divertirme, y experimentar cosas nuevas. Tal vez la droga, un alcohol que no conozca, o quizás, tan solo quizás, sexo.

Digamos que Jong-in no es muy durarero en el sexo, y su tamaño es promedio. Promedio para un hombre asiático...

- ¿Estás bien, amor?.– Me preguntó, besando mi mejilla, mientras estábamos sentados frente a la barra.

- Sí, tan solo estaba pensando.

- ¿Sí?. ¿En qué?.– Preguntó sonriente. Sé qué es lo que quiere escuchar, y seguramente no es lo que estaba pensando.

- En tí.– Respondí mintiendo. Ya estaba acostumbrada mentirle descaradamente.

- Eres tan linda, cariño...– Me dió un corto beso. Es tan caballero que me dan náuseas. Necesito que sea salvaje, rudo, no sé. Que sea un verdadero hombre. Quiero sentirme segura, y con él, siento como si yo tuviera que protegerlo.

- Gracias.– Le sonreí.

- Oye...¿Te molesta si bailo un poco?.– Me preguntó. ¿Por qué no simplemente lo hace?. ¡No es necesario que me pregunte hasta para ir al baño!.

- Claro que no, bebé. Diviértete.– Le dije. Al menos me desharía de él un rato.

Me besó la mejilla antes de irse a la pista. Suspiré al perderlo de vista entre el gentío, y pedí un trago.

- Estás siendo bastante cruel con el chico, ¿No crees, morena?.– Me dijo una chica a mi lado. La miré y me sorprendí de lo hermosa que era.

- No me interesa.– Respondí sinceramente. Sentía que algo había en ella que me llamaba tanto la atención. Tal vez sea su cabello que destacaba por sobre todos, sus labios prominentes, o su manera tan rebelde de vestir. Qué sé yo.

- Bueno, ¿Así que no bailas?.– Sonrió. Con tan solo esa sonrisa sentí que empapé mis bragas.

- Con él, no.– Reí. Esa chica debía estar en mi cama hoy mismo. El problema era, ¿Y en dónde dejo al imbécil de mi novio?.

- ¿Y conmigo?.– Se acercó. Dios, creo que ha llegado mi hora.

- Suena prometedor, pero pienso que podríamos hacer algo mucho más interesante...– Le sonreí.

- Vaya, que rápido ha sido. Pensé que podría emborracharte un poco más, conversarte, inventarte una historia de mi vida que te cause lástima, y luego llevarte a la cama.– Me dijo.

- Bueno, te ahorro todo ese trabajo.– Sonreí.

- Pues gracias.– Rió.– Pero...¿Qué hacemos con él?.– Apuntó hacia la pista.

- Te aseguro que no durará mucho nuestro trato. Él ni se dará cuenta de que desaparecí.– Sonreí socarronamente. Nadie podía contra mis habilidades sexuales.

- Podemos apostar.– Largó una carcajada.

- Bien.– Acepté.

Nos levantamos rápidamente y nos dirigimos hacia fuera. La chica me tendió un casco, y me subí a su moto.