Deseo

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Nota: La santa maria, es el nombre que se le da a las puertas metalicas enrollables aqui en Venezuela.

Quiero disculparme por tardar tanto en actualizar, por eso he hecho esta pequeña historia para que no piensen que me he olvidado de ustedes, pero les aseguro que pronto actualizare Capas de mentiras y Amor letal.

Ahora por favor disfruten de la historia. Y recuerden que les quiero a todos.

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Deseo

El amor se respiraba en el aire, el cielo se mantenía claro sin ninguna nube obstruyendo su bello color azul, el dulce cantar de los pajarillos se esparcía por las calles y llegaba a los oídos de todos, los jóvenes tenían sus rostros brillantes, pasando de aquí para allá, tomados de la mano con sus parejas, sí, porque este era el día que había sido proclamado para que todas las parejas le restregaran su amor a los solteros, o al menos así lo veía el, en especial, en aquel parque, rodeado de parejas besándose, diciéndose cosas románticas al oído, con chicos entregando rosas rojas a sus chicas, otros recién confesados, ya caminaban como si se amaran desde hace años; dejo escapar un suspiro agotado, se levantó de aquella banca de madera que se encontraba en el centro del parque, ¡Que tortura! Tenía que caminar en medio de aquellas parejas que se profesaban amor infinito, él nunca había tenido suerte en el amor, cualquier persona con la que salía lo dejaba después de la primera cita, otros lo llevaban hasta la cama, le daban esperanza y luego se reían en su cara, “¡esto solo era una aventura! Debías saberlo” aun recordaba que la primera mujer de la cual se enamoró, cuando estaba en secundaria lo dejo en vergüenza completamente frente a todos sus amigos y sus padres, le dio el desplante más horrible de todos, sin duda, agradecía el haberse confesado el ultimo día de clases, porque sin duda si lo hubiera hecho, no hubiera vuelto a clases nunca más, recordaba que en aquel instante quien lo salvo de la risas de todos fue su mejor amigo Gaara, por eso le habían dejado de gustar las mujeres, y los hombres se habían convertido en su otra opción, pero tampoco le había ido muy bien que ellos, así que el catorce de febrero el peor día para él.

Un grito de una mujer lo hizo detenerse, todos incluidos el mismísimo Naruto voltearon para ver de qué se trataba, sin embargo, al percatarse de que era, el rubio solo pudo enfadarse más de lo que ya estaba, pudo ver a aquel joven hincado sobre una rodilla mientras le mostraba una cajita forrada en terciopelo con un lujoso anillo en ella, la chica lloraba de la emoción, y el mundo parecía haberse detenido solo para escuchar la respuesta que ella le daría; Naruto solo se sintió herido y camino hacia adelante dejando atrás el parque, supo que su respuesta había sido afirmativa, por los aplausos que se escucharon, seguidos de silbidos y gritos de felicitaciones, las personas deberían dejar sus muestras de afecto para la su vida privada. Por dentro solo se sentía celoso, ¡Porque a todos los demás y no a mí! Parecía que cupido lo odiaba, o se divertía mucho con su sufrimiento; él sabía muy bien que ni era inteligente, ni tenía el mejor físico, ni el mejor atractivo del mundo, incluso ahora, está tratando de superar un lapso de anorexia, sí, eso era lo que le pasaba por intentar complacer a un idiota para quien el siempre estaría gordo, por eso su ropa era ancha, no le gustaba que vieran su sobre peso, así que el intentaba dejarse claro que no estaba gordo, que su cuerpo estaba bien así como estaba, pero aun cuando comía, era difícil no ir a vomitarlo todo, se maldecía por eso.

Observo su taller y sonrió, siempre había sido bueno en la mecánica, y estaba feliz de poder haber conseguido su taller propio, subió la santa maría y respiro hondo, el olor a grasa, aceite y metal llego hasta su nariz e inundo sus pulmones, choco su puño contra su mano abierta.

-Muy bien, hora de trabajar

Se mantuvo sentado encima de una alfombra, mientras le ajustaba los caballos a una Yamaha que le habían traído la noche anterior, cuando termino con eso, empezó a descubrir que tenía más hambre de lo que él pensaba, se levantó, se lavó las manos y busco en su nevera un trozo de pan, y se sentó encima de un sillón a comer, la mitad de su taller era una venta de repuestos, pero como iban las cosas quizás cerraría el taller, y se limitaría a la otra mitad, casi nadie iba a su lugar, así que era muy poco el trabajo que le llegaba y era más lo que vendía, y por no dedicarle tiempo completo perdía ventas importantes, así que hoy sería el último día de su taller, así que sonrió ante la vista de su hermoso lugar, o al menos para él lo era, prendió el radio y “Nothing on you” empezó a sonar, lentamente empezó a dejarse llevar por el sonido de la canción, empezó a bailar suavemente mientras limpiaba el lugar.

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