única parte.

222 49 72
                                    

El primer amor nunca se olvida. Por más que intentemos con todas nuestras fuerzas, queda ahí. Palpitando en algún lugar de nuestra memoria.
El recuerdo de Eddie ardía en el corazón de Richie.

—¡Hey, Eds!—Llamó el pequeño bocazas a su mejor amigo. Este se dio la vuelta, marchaba con la espalda rígida hacia el otro lado del puente, dónde se suponía que se encontraría con Richie.

—Me dijiste que vaya hacia allá —Reprochó el asmático.

—No seas tan quejoso, muchacho —Regaño Richie, haciendo un mal acento irlandés. Eddie viro los ojos.

—Es malísimo, Richie.

—Aún me falta práctica. ¡Hey, me estas distrayendo y te dije que vinieras aquí para mostrarte algo, pequeño bastardo!

—¿Qué cosa quieres mostrarme?

Richie señaló la madera recién tallada del puente, dónde se leía claramente "R + E" en ella. Eddie sonrió con ternura. Era lo más bonito que Richie había hecho por él, y lo apreciaba más que a nada.

—¿Te gusta, Eds?

—Ignorare ese "Eds" sólo por esto—Señaló la inscripción —Me encanta, Richie. Gracias.

—¡Sabía que te gustaría!—El pelinegro se agachó y comenzó a hacer reverencias, sabía que el castaño detestaba que hiciera eso, y aún más en espacios públicos —¡Alabado sea mi señor Dios, Eddie Kaspbrak! ¡Por favor salvame y llevame al cielo! ¡Perdona mis pecados!

—¡Me estas haciendo pasar vergüenza! ¡Levantate, estúpido!—Chillo, casi como si estuviera haciendo un berrinche. Richie se incorporó rápidamente y lo miró sonriendo.—Sabes que detesto que hagas esas cosas en público.

—Tu odias que haga todo lo divertido en público, Eds.—Respondió, por un segundo pareció que se trataba de una madre regañando a su hijo. Pero no, sólo eran dos niños enamorados con personalidades demasiado diferentes.

—Eres insufrible, lo juro.

—Tú eres muy bonito. Es un honor tener un novio tan lindo, mi señor.

Eddie aflojo su mal ceño y le sonrió débilmente a Richie, al tiempo que sentía un calor ascender desde su cuello hasta su mejilla con tanta rapidez que no tuvo tiempo de evitarlo.

—Que cosas tontas dices—Replicó, intentando no tartamudear como Bill.

—Sólo digo la verdad, Eds.—Dijo Richie, arrastrando sus palabras. Se acercó más a él. Más por curiosidad que por deseo de hacerlo. Quería ver la reacción del castaño ante ese movimiento inesperado, ¿lo alejaría o sencillamente se quedaría tiezo en su lugar, esperando que Tozier actuara? Quería descubrirlo. La curiosidad carcomia la mente de Richie.

—N-no hagas esas cosas—Espetó Eddie, pero aún así no se alejó. No lo hubiese hecho por más que quisiera, porque Richie tenía un poder especial en el. Le hacía desear tan fogosamente cosas que su madre consideraba absolutamente incorrectas. Richie era la oveja negra de la vida de Eddie.

—¿Q-que, B-b-bill? Ahora B-bill D-denbrough es mi nov-v-vio y no lo sab-bia.

—Cállate.

—Callame.

El castaño miró a su novio como si hubiese dicho algo totalmente fuera de lugar. Mientras el sencillamente sonreía divertido. Sabía que esto era un juego para el, nada más que eso. Pero los nervios recorrian la pequeña anatomia del menor, haciéndole tartamudear, además provocando que su corazón latiera furiosamente contra las paredes de su pecho.

—¿No dirás nada, Eds? ¿O esperas que yo te calle? ¿Eh?

—No sé de que me estas hablando.

Richie volvió a sonreír con burla. Se acercó tanto al castaño que sus narices rozaban y oían las respiraciones del otro. Un momento de absoluta tensión para Eddie, pero para el contrario esto era diversión mezclada con deseo.

Depositó un beso en los rojizos labios del menor. Haciéndole sentir tanto calor en sus mejillas que su madre hubiese jurado que tenía al menos 40° grados de fiebre. Los corazones de ambos martillaban, y sus emociones parecían estrellas fugaces.

Se separaron, Eddie estupefacto y Richie victorioso.

Él no podría ser mi mitad, porque sé que sin él no sería nada. El era mi entero. Todo en mi vida. La única razón de mi felicidad.

Richard Tozier, ahora 27 años más viejo, veía la madera tallada con nostalgia, sintiendo las lágrimas bajando lenta y cruelmente por sus mejillas, hasta perderse en el suelo.

Recordó cada momento vivido con su amante, quién ahora no era más que un cadáver en proceso de putrefacción, y sonrió para si mismo.

Se iluminó por unos segundos, y el semblante del chico de las mil voces volvió. Pero tan rápido como llegó se fue, siendo reemplazado por la deprimente expresión que todo hombre que había perdido al amor de su vida tendría. El dolor se reflejaba en sus facciones. Había envejecido 10 años en los minutos que tardó Eddie en morir.

Sollozo junto a ese lugar. Se había convertido en la tumba figurativa de Eds.

Holaaa, ¿les gustó? esperó que si, uwu
no se olviden de votar, los tqm ♡

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 04, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

the kissing bridge ;; reddie one shotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora