El chico del lobo

Capitulo Uno

Las vacaciones pasaron desapercibidas, comienza un nuevo año escolar. Louis esta ansioso por llegar a su curso y dar una buena impresión. Practicando sonrisas para presentarse.

—¿Qué estas haciendo?

Niall, su mejor amigo lo acompañaba a la escuela. Varios años juntos en la primaria y secundaria, los volvió bastante cercanos. Sin embargo este año de ingreso en la preparatoria les toco ir a salones diferentes.

—Practicando mi sonrisa, dicen que es la clave para ser aceptado.

—En realidad solo estas dando miedo.

Hizo una mueca de desagrado, no quería aceptarlo pero le dolían las mejillas de tanto esfuerzo que ponia en cada una de estas.

—Deberias apoyarme... ¡Esto define si pasar tres años en el infierno o tres años en el paraiso!

Niall lo miro compasivo y siguió caminando dejando a su amigo atrás. Solto un suspiro para aconsejarlo.

—Tal vez seria mejor que practiques temas de conversación...

Un grito de infante junto con un sonido fuerte y algo impactando en el piso detuvo su charla.

Cuando vio detras, en el suelo se encontraba Louis. Derribado por un balon de futbol que llegó directo a su rostro.

—¡Hey, pelota por favor!

Los niños ni se inmutaron por el daño que le hicieron al castaño. En el piso, furioso se puso de rodillas y les reclamó.

—¡Preocupense por la persona y no por el objeto! ¡Niños malcriados!

A unos pasos de distancia unas chicas se pararon y murmuraron cosas sobre el castaño. Quien vio que traían su mismo uniforme. Eran de su preparatoria, incluso podrían estar en su salon, seguro estaba causando una mala impresión.

Cambio su expresión de enojo a una de falsa alegría.

—Solo bromeaba, ya veran. Les pasará el balón el mejor jugador del mundo.

—Pero si tu no sabes jugar

Le susurró su amigo.

—Hazlo ya, abuelo.

Quizá y solo quizá queria asesinarlos. Pero se contuvo.

—Ahí va.

Pateó la pelota, con una tan mala puntería que esta en vez de ir a la cancha en donde jugaban los niños fue a parar al interior de una casa, rompiendo una ventana.

No es que Louis tenga mala suerte, simplemente no la tiene.

***

—Llegamos justo a tiempo

Ambos se encontraban cansados, respirando rápidos y fatigados por correr.

—Al menos no llegamos tarde.

Louis era optimista, siempre había un lado bueno para todo. O eso era lo que le gustaba creer.

—Da gracias de que los dueños de esa casa eran amables.

—Bueno... Creo que es aqui donde nos separamos...

Este era el pasillo del salon del rubio, el castaño aún debía subir un piso.

—Que te vaya bien, Louis.

Una sonrisa amistosa por parte del rubio fue lo último antes de que se fuera a su aula.

En su aula, sentado desde atras observó consternado como es que todos a su alrededor parecían ya tener grupos de amigos y él era el único solitario. Que horror, se repetía en su mente.