Capítulo 25

10.3K 1.3K 789
                                    

Le propuse iniciar con las fotos ese mismo día, pero se rehusó. Quería que la limpieza de su apartamento avanzara y para eso, no tenía que haber distractores. Confesó que necesitaba adquirir valor, pues posar frente a una cámara le ponía nervioso.

Tuvo el resto de la tarde para escuchar mis palabras de aliento, mi emoción, felicidad y mis consejos mientras seguíamos vaciando cajas o acomodando sus posesiones. No habló mucho, solo me hizo las preguntas que creyó más importantes para él.

Le preocupaba que las publicara en algún sitio al alcance de cualquiera. Pero no, mi blog no formaba parte de mis planes. Las retocaría un poco y enviaría mi colección a algún galerista que quisiera exhibirlas a personas de clase más elevada.

Deseé con fuerzas que Kougi o cualquiera de mis nuevos clientes pudiera facilitarme el contacto con uno de ellos bajo sus recomendaciones. Ahí comenzaría la escalada que buscaba y que podría lanzarme al reconocimiento de mis sueños. Además, quería que Moon-jae viniera conmigo.

Él también tenía potencial para encontrar su respectivo estrellato, lejos de los trabajos nocturnos, las drogas y el estrés. Era guapo, serio, enigmático e inteligente. La gente sin dudas lo miraría. No le mencioné que podría hacerse popular por sus dichosos temores, pero le garanticé que obtendría una mejor vida si decidía apoyarme con su imagen.

Me fui cuando estaban por dar las diez de la noche. Debía ponerme en contacto con mi cliente para ver en qué consistiría el trabajo con un poco más de detalles, resolver mis dudas, elegir los días, el tiempo.

Mi despedida fue corta, pero en serio gratificante. Nada de discusiones, nada de daño físico o emocional. Solo él sentado cerca de su balcón, callado, alzando la mano y siguiéndome con la vista hasta desaparecer.

Tras encerrarme en la comodidad de mi hogar, llamé al trabajo. Me quedé pegado al celular por media hora, anotando cada uno de los datos importantes. Quise fumar durante la llamada, pero solo aspiré dos cigarrillos en todo el día y ese récord era algo que deseaba mantener al menos por ese domingo.

Comí cereal para distraerme, para sentirme lleno. Esperando que la necesidad de respirar humo no resurgiera, intenté dormir más temprano. A cambio, tuve que permanecer un buen rato en la cama, meditando, ya que no tenía sueño por culpa de las horas extras que dormí.

Moon accedió a ser fotografiado en su cotidianidad, en su apartamento. Todavía no podía creerlo y la sola idea me emocionó. Su reacción, su interés... todo era una buena señal. El destino estaba dándome una oportunidad que no debía desperdiciar por tonterías como el rencor.

Sería complicado adaptarme a él, seguro, pero esto acababa de volverse un inevitable e inesperado trabajo en equipo donde ambos debíamos cooperar. Trabajaría con mi exnovio, con el hombre que creí que me odiaría hasta la muerte y al que yo creí que despreciaría tras nuestro reencuentro y los hechos recientes.

Tuve curiosidad por saber qué le motivó a darme el con tanta rapidez, pues sabía que su decisión iba más allá de mostrar al mundo su cara bonita u obtener dinero por eso. Una vez que volviéramos a vernos, se lo preguntaría sin rodeos.

Girando de izquierda a derecha, viceversa y mirando hacia el techo de mi apartamento, pensé en ideas que pudiesen serme de utilidad para la colección que deseaba preparar. Busqué algo espontáneo, real como las primeras fotos que tomé de él o las que subí al blog y que tanto gustaron.

Un retrato de su cotidianidad, pero que no aburriese. Iba a ser en verdad complicado, ya que, para mí, Moon-jae era aburrido mientras no estuviera ebrio, drogado o caliente.

Recordé a los fotógrafos que más admiraba, sus técnicas y qué les hizo tener ese reconocimiento que ahora me inspiraba a mí. Sus comienzos e intereses, lo que querían reflejar. ¿Qué quería reflejar yo? Indagué con mayor cautela todas esas ideas que surgieron y que de solo imaginarlas retratadas me emocioné.

El balcón vecino [BL-GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora