❜ ─ #Aηтι-ƒαη ((2p! KorBela)) ─ ❛

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Hay pocas cosas que Natasha odia en su vida, y en realidad, todas ellas se podían contar con los dedos de una mano y la mayoría son tan básicas que cualquier ser humano cuestionaría a la chica bielorrusa por completo. Pero hay algo que sin duda alguna odia por completo, demasiado y no existe discusión que la haga cambiar de opinión: las fans.

Natasha Arlovskaya siente un genuino odio por la comunidad de fanáticos alrededor del mundo, especialmente aquellos cuyo fanatismo va dirigido a la región oriental del viejo continente. No hay explicación alguna que explique el incremento que sufre este sentimiento cuando los dichosos fans son de coreanos, esos que día a día se van ganando un importante lugar a nivel global. La razón de ello resulta absurda, sin embargo, sabe que nadie entenderá su punto y gran parte es su culpa. Aunque tampoco podía ignorar que se le puede justificar.

Luces brillantes, deslumbrantes y cegadoras; cámaras escondidas debajo de faldas o por doquier y gritos que podían derribar los vidrios del edificio por la intensidad, todo eso era parte del espectáculo que representaba la sola respiración de aquel grupo para sus seguidores incondicionales o estacionarios. Ella se sentía pequeña ante la multitud, ante esa persona no física de proporciones enormes y la cual juró amor eterno a la razón de su existencia. Miró a todas partes, todavía sin poder creer lo que estaba viviendo.

Su mente parecía tener un pequeño trance. Entonces lo vio acercarse, haciéndola volver a su fantástica realidad, y sus ojos se llenaron de lágrimas en cuanto hubo conexión visual por unos segundos. Nadie lo sabía, pero ella tenía un lugar más privilegiado que el mejor asiento VIP. Ni siquiera tenía que extender los banners que traía cargando o la propia lightstick para llamar la atención del grupo, o de él. En esos instantes se veía a sí misma como aquello que juraba odiar.

Él rió, enloqueciendo a sus fanáticas y dejando a su corazón trabajando más rápido que un rap. Cuando menos lo esperó, pronto tuvo al chico de ebras oscuras delante suyo mientras cantaba sus líneas de la canción y le ofrecía el más bello espectáculo que alguien jamás haya tenido. Su mirada clavada, queriendo consumirla mas sus movimientos provocadores y el sudor corriendo en su bien esculpido cuerpo, provocaron la envidia de todos. Sintió cómo el aire dejaba de entrar a sus pulmones, y la sangre se le subía a cada mechón de su largo cabello.

El idol cuya figura la tenía muy marcada, ese mismo que tenía una imagen de chico rudo e inquebrantable; no se podía asimilar tal actitud ante alguien después de tratar a su fandom con mezclas de amor y odio. Una peculiaridad.

Ya no sabía el motivo de su llanto, el cual le provocó suaves espasmos además de un ligero temblor corporal. Quería correr de ahí, no por el visible enojo de los demás o porque él se inmutó a su estado. Más de una ya se había desmayado, y la europea tenía la suficiente fuerza para quedarse.

Todo quedó en rumores para su buena suerte.

De nuevo ahí, permanecía sentada mientras recorría sus redes sociales con el afán de ver las nuevas fotografías para las cuales él modeló con anterioridad. Salieron de un momento a otro, arrancando de sus labios una genuina sonrisa de amor mientras se reproducía su canción favorita de la misma banda. Pero las lágrimas volvieron a hacer presencia, y con frustración, fue hasta su cama en donde se aferró a sus peluches como si ellos pudieran calmar todo el desastre que tenía dentro de sí. Por supuesto, se aseguró de guardar las imágenes antes de todo. Ambos estaban tan lejos y cerca a la vez, que dolía.

Un círculo vicioso. Pasaban los días, el asunto no tenía mejora alguna. Sus actividades continuaban, y ella lo único que tenía permitido hacer era continuar con sus estudios. Intentó buscar una solución con su hermana mayor, la cual sólo se burló y le dijo que cortara con toda esa ridiculez. Llegados a ese punto, ella todavía creía que era pura imaginación de su frágil hermana.
Su solución llegó junto a una amenaza de asesinato de su único hermano. Con un lagrimeo, pronto tomó vuelo a Corea en cuanto sus estudios se lo permitieron.