ONCE

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-¿Se fue a las siete? -preguntó Fuzz con incredulidad.

Yoongi rio divertido al pasarle a su amiga una taza de té y volver a sentarse en uno de los extremos del sofá.

-Nada ha cambiado.

-Por el contrario -lo contradijo Fuzz-. Es obvio que él quiere que vuelvas.

¡Fuzz y su afición a los finales felices!

Había llegado a casa de madrugada, todavía embelesada con su anillo.

-Lo quiere a causa del bebé –respondió Yoongi.- ¿Te gustaría que algo así fuese la única base de tu matrimonio? -preguntó con sequedad.

-Por supuesto que no. ¿Entonces qué vas a hacer?

-Le permitiré que me mantenga, eso debe satisfacer su sentido de la obligación.

-Es posible que las cosas no sean como tú crees y que él con sinceridad quiera a su niño y te ame. Tal vez no mienta en algo tan importante. Fíjate, por ejemplo en Luigi, se casó con la madre de Jungkook por su dinero -los ojos de Fuzz se entristecieron-. Pero ha sido sincero conmigo, ahora se ha reformado. Jungkook pudo ser cualquier cosa cuando era más joven, pero ha cambiado.

-Si Jungkook llega a cambiar alguna vez, no será por mí. Créemelo Fuzz -musitó-. Y no necesita una pareja. Tiene suficiente servicio doméstico que se encarga del mantenimiento de sus casas y amantes van y vienen. Eso es lo que le gusta a Jungkook, la clase de vida que prefiere.

En el lapso de incómodo silencio, el timbre de la puerta sonó dos veces.

-Debe ser para ti -dijo Yoongi.- Jungkook no vendrá hasta las diez.

Mientras Fuzz iba a abrir, Yoongi entró en su habitación, aliviado de que hubiese terminado aquella charla, porque tenía que vestirse, pues estaba en camisón.

-Creo que llegué antes de tiempo -dijo la voz de Jungkook desde la puerta del dormitorio, Yoongi sintió un escalofrío que le recorría la columna vertebral-. ¿Ya has terminado de hacer las maletas?

-No voy a ir a ninguna parte, así que no tengo que hacer las maletas.

-Creí que anoche ya habíamos puesto todo esto en claro -expresó Jungkook y su sonrisa desapareció.

-Si ello te hace sentir mejor, aceptaré la pensión que me ofreció Lew. Entonces podré alquilar alguna pequeña casa, sería la mejor solución.

-¿Dónde está tu anillo? -tomó la mano izquierda de Yoongi-. ¿No te da vergüenza en tu estado ir sin anillo?

-Es que mis dedos engordaron igual que mi figura -explicó mientras soltaba la mano-. ¿No comprendes, Jungkook? ¡No es necesario que hagas más sacrificios!

-No tengo madera de mártir -aseguró Jungkook con una mueca-. ¿Por qué no te vistes? El día es hermoso y gozarás del viaje hasta la casa.

Yoongi pensó que era como darse contra una pared y deseó terminar con ello, antes de echarse a llorar.

-No voy a ir a ninguna parte contigo, así que vete y sigue adelante con la clase de vida que llevabas antes de que Luigi te fuera a ver ayer –replicó Yoongi.

-Una vida de trabajo.

-¿En serio?

La tensión chisporroteaba entre ellos.

-Te lo advertí -declaró Jungkook, respiró con suavidad y sus manos se posaron firmes en la cintura de Yoongi y de súbito lo levantó en el aire. Yoongi pataleó y gritó.

Pasión Agridulce ♡Kookgi♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora