Prólogo

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Me gusta verte.

Me gusta verte debajo de mí, gimiendo, gritando. Pidiendo por más. Es simpatizante.

Una bella capa de sudor yace en tú pequeño y delgado cuerpo por el "ejercicio" que hemos estado haciendo, ¿qué cuántas veces lo hemos hecho hoy? Creo que ya perdí la cuenta.

Me encanta tu cabello desordenado, tus mejillas rosadas, y tu pálida piel sin ninguna imperfección.

Eres tan jodidamente perfecta. No quiero que paremos, no en éste momento. No quiero que pares de amarme, de quererme.

Te amo, Lucía Weber. Haré qué jamás te arrepientas de estar conmigo.

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