uno; Taehyung, dame atención.

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Narrador omnisciente.

💫💫💫

Taehyung se encontraba en una agradable situación; un día sábado que comenzó viendo un anime nuevo y planeaba pasar todo el día así. Hasta que su querido novio lo llamó preguntándole si podía ir a la casa, éste no se negó, claro está.

Había pasado media hora desde que el azabache había hecho aquella llamada y justo en el momento en que Taehyung iba a comenzar el capítulo tres del anime Given (estando esta en emisión) fue cuando escuchó el timbre. Al escucharlo salió de su habitación aún en pijama como si de un rayo se tratase y abrió aquella puerta dejando pasar a su novio a su dulce hogar. Se saludaron con un pequeño beso en los labios, corto y dulce como de costumbre, el pelinegro observo la sala, dándole la espalda a su novio, dándose cuenta de que estaba solo; y era cierto pues la señorita Kim seguramente estuviera trabajando, eso lo alivió. A pesar de llevar varios meses saliendo aún no se acostumbraba a la mirada penetrante de esa dulce señora.

—Taehyungie, ¿qué estabas haciendo?—  preguntó pero no escucho respuesta ya que su novio risueño se fue a pasos rápidos a su habitación, este suspiro y fue con atrás de él. Visualizó como su pequeño se acurrucaba entre las mantas y acomodaba viendo la computadora teniendo la televisión en frente la cual podía usarla para ver anime, no sabía porque el tonto de su novio jamás la usaba. —¿Tan temprano te encuentras viendo anime, amor?

—Oh, perdón. Es que esta muy bueno y además es de uno de mis géneros favoritos, ven a verlo conmigo.— suplicó con la mirada fija a los orbes oscuros de su novio esperando una respuesta positiva a su invitación.

Y así fue, el menor resignado se acostó al igual que el contrario al lado de él,  posando uno de sus voluptuosos brazos alrededor de la espalda ajena. El cuerpo de Taehyung era todo lo contrario al de Jungkook; era más delicado, más suave, moreno y sin tanto músculo... eso le encantaba al azabache y no se cansaba de decirle lo hermoso que era poder rodear su cintura con sus dos manos.

Jeon comenzó a ver la serie, no entendiendo mucho de lo que trataba pero sabía que era un "¿choujo?" homosexual, seguramente tenía un romance y un drama bastante peculiar por eso llamo tanto la atención de ambos individuos.
Jungkook nunca se negó a ver anime todas las veces que su novio se lo propuso; la verdad es que era como una serie normal solo que ilustrado diferente y con más variedad, eso era bueno en su perspectiva. Aún así, no se pasaría viéndolo solo como lo había su pequeño, aunque siendo sincero a él le daba gracia las veces que se emocionaba viendo aquellas series que variaban de doce, veinticuatro a más capítulos pero eso no eran los únicos gustos de Taehyung; habían muchos más.

Por ejemplo; la mayor colección de cómics de los héroes de DC y Marvel, este nunca supo decir cuál de los dos era el mejor, era un debate mental que no quería comenzar. Colección de mangas de sus animes favoritos más las figuras de algunos personajes junto a las bolas del dragón que tenía de adorno. El pequeño cerezo también se había visto la mayoría de películas de súper héroes que se le atravesaba por el camino; era fan de la acción y la ciencia ficción, aunque también tenía cierto amor y adoración por el romance, comedia y drama. Juega muchos videojuegos de vez en cuando pero no es el pasatiempo que más práctica.

Taehyung a los ojos de Jungkook era una persona con tantas sorpresas las cuales lo volvían loco, quería descubrir cada una de aquellas sorpresas por completo. Taehyung no se ocultaba, su vestimenta era casi tan llamativa como él; a veces podía vestirse como un auténtico vsco boy o un eboy, pero a Jeon le gustaba verlo sin ninguna de aquellas prendas.

Se aburrió luego de ver el tercer capítulo casi por completo, así que ideó un plan para que el mayor le prestara más atención. Empezó a distraerlo dejando besos en la espalda sobre aquel buzo holgado, el cual segundos después de observarlo se dio cuenta que era uno de los que le había dejado una de las noches las cuales se había quedado en la casa a dormir, no se pudo resistir a no cumplirle el capricho, además le gustaba como le quedaba la ropa tan grande a su novio; le causaba inmensa ternura en bastantes ocasiones y en otras simplemente su mente se volvía perversa como ahora.

El brazo bajo y con eso también su mano, la colocó sobre uno de sus glúteos el cual lo acarició para luego apretarlo con un poco de fuerza. El cuerpo de Taehyung respondió a esta acción emitiendo un bajo gemido, avergonzado por eso sus mejillas se tiñeron de un color rosáceo bastante tierno, ese era el punto débil de Jeon. Justo así, con las mejillas acaloradas y los labios abultados y rojos... era su perdición y él lo sabía más que nadie. El de cabellos oscuros se acerco como un depredador a su presa, comenzando a besar la zona del cuello accesible que tenía estando a su lado, dejó besos y mordidas. El pelirrojo se negó a mirarlo o volver a dejar que otro sonido obsceno saliera de sus labios.

—Oh vamos, Tae. Dame un poco de atención, la necesito.— el tono de su voz era más dulce y suave, pero no logro tener la reacción que esperaba. Se cruzó de brazo al ver que eso no funcionaba así que optó por lo siguiente.— Entonces si no me das atención... te olvidas de Pikachu.— se levantó luego de hacer mención de aquella advertencia, acercándose a la repisa en donde el mayor colocaba todos sus peluches, agarrando el favorito del cerezo con patas. Taehyung no creía que hablaba en serio hasta que lo vio tomándolo con descaro, sacándolo del lugar que tanto le costó encontrar.

—Jeon, no empieces. Deja a mi bebé en paz.— y eso fue el colmo para el pequeño dientes de conejo.

—¿Mi bebé? ¿A él le pones apodos? ¿Y yo? El único apodo "lindo" que me pusiste fue "Príncipe de los conejos." Porque no llegaba a ser Rey solamente porque no comí tres zanahorias seguidas como querías.— mientras hablaba revolotean el pobre y amarillo peluche, Kim sintió como su alma abandonaba su cuerpo varias veces cuando veía que el menor estaba a punto de lanzarlo o sacarle una pata.— Lo voy a devolver a la tienda de donde lo compré.

—No, no, no. Ni se te ocurra.— exactamente cuando vio a su novio intentar guardar el peluche se abalanzó arriba de él, intentando quitarle el peluche pero tenía una desventaja; la estatura. El azabache alzó su brazo lo suficientemente alto como para que el mayor no pudiera alcanzarlo.

—No lo haré hasta que me des mis mimos.— escuchó un suspiro de respuesta y vio como este asentía con la cabeza, bajo el peluche y lo dejo en el lugar en donde estaba. Ambos chicos se acostaron nuevamente en la cama pero esta vez más juntos y abrazados, siendo el menor felizmente mimado por parte de su novio.

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