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Tres días después del encuentro, lo entendió. Entendió todas las decisiones que Yoojung estaba tomando en su vida desde algún tiempo atrás. Y es que tanto como a él, que como a ella, era como arrancarle parte de su vida.

Claro, las castaña creía que ocultando la verdad de su estado todo sería mejor, quién sabe...nunca pensó que Jin seguiría con los mismos sentimientos tres meses más tarde.

Tampoco ella.

Cada paso debilitaba más su cuerpo, no podía cambiar el pasado, era lo que más le atormentaba ese último tiempo. Suspiro una vez más tratando de mantener la calma y no salir corriendo de esa enorme edificación. Quería escapar de todo aquello.

Bien...esperaba que la frase "el tiempo pasa cuando menos te lo esperas" sirviera de algo. En verdad quería que pasara tan rápido como los últimos meses en esa ciudad.

-Vamos hija, nuestro vuelo sale en menos de diez minutos- sintió el suave y cálido toque de su madre en su mano derecha. No quería, no quería, no quería.

Aguanto una vez más el nudo y el ardor en su garganta para seguir caminando a la par de sus padres. Quería convencerse de que todo esto estaba bien, de que estaba tomando desiciones correctas y todo podía llevar para mejor. Pero era malditamente difícil.

-¡Yoojung!

Escuchó una voz a sus espaldas. ¿Estaba ilusionándose?

-¡Yoojung!

No era verdad...

-¡Park Yoojung!- todo su cuerpo giró, reaccionando como un pequeño resorte sobre sí. Cómo no, si esa voz era tan conocida que su corazón no pudo estrujarse más al verlo ahí, sobre las baldosas de ese enorme lugar, con un abrigo café oscuro abrigando su cuerpo y sus manos apoyadas en sus rodillas tratando de regular su respiración una vez más. Inmediatamente se compuso frente a ella.

-¿Qué...haces aquí, Jin?- pronunció apenas mientras sus manos empezaban a temblar levemente. Tenía miedo, si. Mucho miedo.

Miedo a que tan solo fuera una broma pesada, una ilusión o incluso, un sueño. Pero era todo tan real. Sus cabellos cafés cubrían un poco de su rostro, sus mejillas y labios gruesos eran de un tono rosado claro y su brillante piel contrastaba perfectamente con la iluminación del aeropuerto.

-¿En serio me estás preguntando eso, Jung?- respiró profundo y se acercó un paso más a la castaña. -No sabes lo muy asustado que estoy, nunca creí que te ibas a ir a otro país, en verdad lamento que no hubiera tenido la suficiente confianza en mi...

-No digas eso...- interrumpió, dolida. -Pensé que si todo terminaba antes, los dos íbamos a sufrir menos. Pero míranos, al parecer fue completamente inútil.

Rió, porque sabía que en ese momento ya no podían hacer nada más, Jin le siguió.

-Esto es realmente ridículo...

-Jin...- la madre de la castaña lo llamo, en sus ojos se mostraba arrepentimiento, pero ya todo estaba hecho, el le sonrió para calmarle. -Es hora de irnos, Hija.

Yoojung asintió con un cumulo de emociones dispersados en todo su cuerpo.

-¿Prometes que al volver recuperarás tu hermosa sonrisa?

-Me aseguraré de que el causante seas tú.

Se sonrieron con lagrimas luchando por escapar.

No todo terminaba ahí, quizás su historia solo estaba tomando una pausa.

Y cómo Jin solía decirle a Yoojung cuando lloraba, ella lo repitió para el, antes que los kilómetros los separaran y las palabras fueran más difíciles de decir.

-Deja de derramar esas gotas de sal, Seok.

Kim Seokjin sonrió. ¿Qué más podía hacer?.








♡!

❝Finalmente doy termino a este mini fic. Me costó bastante subirlo ya que hacer este tipo de tramas con finales abiertos no son lo mío, pero espero que lo disfruten tanto como yo escribiéndolo.

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Gotas de sal ⤷ Kim SeokJin ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora