-Tu habilidad con el sable es impresionante Jaden, tienes un don natural; sin embargo, no puedes depender única y exclusivamente de eso. Tus pruebas de la Orden serán pronto y ahí se te evaluará mucho más que el manejo del sable. Necesitas aprender más sobre el dominio de la Fuerza en combate y no sólo para percepción y reconocimiento- Dijo Aryaan a su discípulo.
-Hasta ahora puedo levantar varios objetos a la vez para lanzarlos en combate o para formar barreras, Maestra, pero me resulta mucho más práctico utilizar el sable -Replicó Jaden.
Se encontraban en uno de los salones del Templo Jedi en Coruscant, Jaden había sido seleccionado como Padawan de Aryaan casi siete años atrás; de ella había aprendido todo lo que sabía respecto a la historia de la Orden Jedi y el manejo del sable, así como el uso de la Fuerza para percibir cuando se está en peligro y detectar los pensamientos del individuo. La relación entre ambos fue al principio muy distante, con Jaden absorto en estudios y entrenamiento del sable, sin embargo, poco a poco se estaban volviendo más cercanos, creando un vínculo de respetuo mutuo y preocupación casi filial.
Aryaan se levantó de su asiento, le superaba en edad por casi cinco años, vestía el uniforme típico de la Orden. La luz que se filtraba por las ventanas le hacía brillar el cabello rizado, que le llegaba hasta los hombros, sus ojos cafés se encontraron con los de Jaden.
-La Fuerza va mucho más allá de mover objetos Jaden, bien lo sabes- le dijo- es lo que nos da poder como Jedi, es un campo de energía que poseen todas las criaturas vivas, nos envuelve y atrapa; es lo que mantiene unida la galaxia. Como Jedi te vas a encontrar en situaciones en las que tendrás que valerte solamente del uso de la Fuerza.
De una de sus mangas extrajo una daga de un palmo de largo, era plateada y parecía muy afilada; con la mano derecha empuño también su sable y lo activó, una iridiscente luz magenta inundó parte de la sala.
-Activa tu sable Jaden- dijo – hace bastante tiempo ya que no tenemos un duelo.
Un resplandor cobalto salió del sable de Jaden.
-No creo que sea seguro Maestra- respondió aunque dentro de sí anhelaba cruzar espadas con ella, en esos momentos sentía una cercanía especial hacia su tutora, pues es en medio de una batalla cuando las emociones de una persona afloran en realidad aunque sea por fracciones de segundo.
Aryaan no contestó en vez de eso, lanzó una estocada hacia la cabeza de su Padawan, la cual fue bloqueada al instante; Jaden giró y descargó el sable hacia la cadera de Aryaan pero ella bajó su sable rápidamente y con la otra mano, lanzó una estocada con la daga hacia el hombro izquierdo de Jaden, éste lo esquivo dando un salto hacia atrás. Chocaron sus espadas durante un buen rato hasta que la respiración de ambos se volvió más pesada y más agitada, ambos sables se cruzaron y permanecieron así, tan cerca que podían sentir el cálido aliento de ambos, mirándose a los ojos. En esa posición, Jaden sintió una sensación extraña, un calor en su interior que se iba extendiendo.
De súbito la daga de Aryaan cruzó ambos sables y para sorpresa de Jaden, éstos se apagaron, presionó el interruptor rápidamente, pero su sable no encendía. Aryaan Dio un salto hacia atrás y empujó la palma hacia delante, provocando que Jaden saliera disparado y callera sobre sus espaldas, instintivamente Jaden se puso en pie de un salto y atrajo con la Fuerza a Aryaan, ésta juntó ambas manos y en ellas se formó una esfera de energía, aprovechando la velocidad con la que Jaden la atraía lanzó la esfera y de nuevo Jaden salió disparado por los aires. Concentrando la fuerza en sus piernas, Aryaan corrió hacia el y se le colocó encima para evitar que se incorporase, poniéndole la daga en el cuello.
-Creo que eso pone fin a la práctica- le dijo jadeando y sonriendo- tal vez si nos hubiéramos enfocado solo a la lucha de sables habrías ganado tarde o temprano, es por eso que debes aprender a incrementar tus habilidades con la Fuerza, trabajaremos en eso durante estos días, aunque tenemos poco tiempo antes de tu prueba se que podrás- se incorporó y le tendió la mano a Jaden.
-¿Por qué se ha desactivado mi sable y por qué esa daga los atravesó sin romperse? ¿De qué está hecho?- preguntó, se sentía cansado y algo avergonzado por haber perdido.
-Esto es una daga de Cortosis- respondió Aryaan- Es un metal especial que no puede ser cortado por los sables-láser, de hecho, al contactar con ellos los desactiva por un corto tiempo, ya debes poder encenderlo ¿vez?- Activó su sable y lo volvió a apagar; le pasó la daga a su Padawan.
Jaden la observó por un momento, tenía unos extraños signos grabados en la hoja, y en la empuñadura tenía unos pequeños cristales azules que brillaban débilmente. Le pasó un dedo por la hoja y se cortó apenas lo tocó, haciendo un gesto de dolor se lo llevó a la boca.
-¡Oh! Déjame ver- dijo Aryaan mientras extraía una venda de una pequeña bolsa que llevaba colgando de la cintura- debes tener cuidado, éstas cosas son muy filosas, si pueden cortar la luz de un sabe, imagina lo que harían con la piel.
Le vendó el dedo y por un instante ambos se miraron a los ojos, de nuevo Jaden tuvo esa sensación y apartó la mirada, pero pudo percibir algo raro en la mirada de ella. ¿Qué había sido? ¿Tristeza? ¿Pesar?
Aryaan apartó la mirada.
-Has crecido- dijo – Será mejor irnos, el consejo nos llama, te veo ahí en unos minutos-. Dicho esto se guardó la daga de Cortosis en la bolsa y se colgó el sable a la cintura, se marchó de ahí sin volver la mirada atrás.
-¿Qué fue todo eso?- se preguntó Jaden una vez que Aryaan abandonó el lugar- ¿Qué pasa conmigo? ¿Por qué me miró así? ¡Claro que he crecido! Hace diez años que soy su Padawan.
Aún cavilando, activó su sable para comprobar que de nuevo funcionaba y se lo colgó a la cintura.