00.Luminiscencia.

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Jimin disfrutaba de la nueva casa a la que se había mudado con su familia, era espaciosa y tenía mucho lugares para jugar, llevaban pocos días pero sentía que cosas interesantes sucederían a partir de su llegada, le gustaba su nuevo hogar. Esa noche sus padres saldrían a una cena con amigos y se quedaría solo junto a su hermano mayor Namjoon, le hacía feliz este acontecimiento porque eso significaba que podría dormir tarde y comer unos cuantos dulces, solo hacía falta que le sonriera tiernamente y con ojos adorables a su hermano para que este accediera a cumplir sus caprichos; Nammie no se resistía a él y no podía desaprovechar tales oportunidades.

El sol empezaba a ocultarse y él se encontraba en su cuarto viendo películas y descansando del fatídico día que tuvo; jugó muchas horas desde muy temprano. La noche llegó y recibió llamados por parte de Namjoon para ir a comer y eso haría.

Cuando Jimin iba a empezar a bajar las escaleras para atender al llamado de su hermano, una pequeña luz y unas risitas llamaron su atención, quedó estoico y con clara confusión en su rostro, las risas pararon también y él decidió retomar su camino, pero entonces aquellas escalofriantes risas volvieron a hacer acto de presencia y su corazón se aceleró terriblemente, decidido empezó a girar su rostro para hallar el causante de su miedo y lo vio, allí estaba.

El pequeño muñeco que su madre le había regalado, con la cara tan pálida y los largos cabellos azabaches cayendo sobre su cara, le miraba con una sonrisa que lejos de ser adorable era terriblemente aterradora, sostenía el diminuto mechero que venía incluído cuando su madre decidió dárselo como un regalo de cumpleaños y por un momento juró ver que aquel muñeco ladeaba su cabeza sin dejar de mirarlo con esa sonrisa maquiavélica, Jimin sintió que escalofríos recorrieron su cuerpo sin parar y un jadeo de asombro escapó de sus labios, no podía ser real lo que estaba viendo, su hermano volvió a llamarlo y él con un pequeño salto por el susto de su voz decidió bajar rápidamente las escaleras para llegar hasta donde él, muerto de miedo y con un ligero temblor en sus labios y manos.

Su hermano mayor le miró con notable confusión y le zarandeó para llamar la atención del pequeño asustado que tenía la miraba perdida, reaccionó enseguida y le miró con ojos cristalizados, el mayor se alarmó y le abrazó con preocupación llenando todo su ser.

—Minnie, ¿qué pasa, por qué lloras?—la preocupación nunca abandonó su voz.

El pequeño se dejó hacer y apoyó su cabeza sobre el hombro de su hermano y cuando justo estaba por responder la pregunta su mirada se dirigió a lo alto de las escaleras y miró con horror la escena que tenía frente a él; el muñeco que había visto antes de bajar las escaleras en aquel cuarto se hallaba justo ahí, mirándole de la misma forma que minutos antes. Abrió los ojos desmesuradamente y todo el cuerpo empezó a temblarle, el muñeco había encendido aquel mechero que llevaba entre sus manos.
Con rapidez se apartó de su hermano y miró con notable asombro señalando con el índice la causa de su miedo, fue suficiente para que el mayor volteara con preocupación hacia la dirección señalada y miró con confusión el espacio vacío; no había nada allí.

—¿L-lo viste? P-prendió el mechero, Nam—el pequeño asustado no dejaba de tartamudear y temblar fuertemente. Nam muerto de preocupación se acercó hacia su hermano y lo volvió a estrechar entre sus brazos mientras sobaba los cabellos castaños del menor para transmitirle tranquilidad y le susurraba que estaba todo bien con gran confusión en su mente—¿A quién, Min, de qué hablas?. El pequeño negaba con la cabeza mientras las lágrimas abandonaban sus enrojecidos ojos—El muñeco que mamá me regaló—respondió con parsimonia y Nam no pudo evitar fruncir el seño con clara confusión acentuándose en su rostro, cómo qué el muñeco prendió el mechero, de qué mierda hablaba Jimin, joder.

—Deja de mirar películas de terror, Minnie, mira cómo te has puesto y ya empiezas a ver cosas donde no las hay, cómo es posible que un muñeco prenda un mechero si no puede moverse, ven—un suspiro abandonó sus labios y llevó a su hermano con él hacía la cocina para darle un vaso de leche y así lograr calmarlo.

—Nam, es en serio, sé lo que vi, créeme por favor—se apresuró a decir el pequeño castaño aferrándose a la cintura del rubio. —No quiero subir a dormir solo, por favor duerme conmigo, hermano. Namjoon no pudo evitar soltar un suspiro y negar con la cabeza mientras se ponía de cuclillas para estar frente a su pequeño y adorable hermano, le sonrió con ternura mientras acariciaba las sonrojadas y húmedas mejillas de un asustado pequeño.—Está bien, hermanito, te protegeré de todo. Fue lo último que dijo antes de dar un beso en la frente perlada de sudor del menor.

Después de comer la cena que la madre de ambos había dejado para ellos, vieron televisión mientras Namjoon abrazaba protectoramente a un calmado Jimin, este último había decidido dejar de lado los acontecimientos anteriores y hacerle caso al mayor; solo había sido producto de su imaginación paranoica por las películas de terror.

Cuando decidieron que era muy tarde y que ya era hora de dormir se levantaron del cómodo sillón y empezaron a apagar las luces y asegurar puertas y ventanas como sus padres habían ordenado, cuando iban a empezar a subir las escaleras las luces restantes se apagaron y el retumbar de las camas moviéndose junto al chillido que hacía la puerta mientras se estaba abriendo pusieron en alarma a los dos hermanos.
Un asombrado Namjoon junto a un asustado Jimin miraban al muñeco entre la oscuridad con la siniestra sonrisa y el mechero prendido entre sus manos. Pero qué mierda estaba viendo Namjoon, joder que esto solo pasa en las películas. Jimin apretó la mano de su hermano y lloró con fuerza, sabía que era real y no una falsa imagen creada por su imaginación. Tenía miedo, mucho miedo.

—Minnie, ve al baño de invitados mientras voy a encender la planta de luz.— ordenó sin quitar la mirada del escalofriante muñeco, no podía creer toda esa mierda, creía que Jimin solo estaba imaginando pero por desgracia no era así, él mismo lo estaba viendo con sus ojos.

—Por favor, n-no, no me dejes s-solo—el castaño estaba que se desmayaba del terrible miedo que sentía.
—Vuelvo enseguida, Jimin, está cerca, corre al baño ahora mismo.—fue lo último que dijo antes de salir corriendo desprendiéndose a la fuerza del asustado pequeño.
Jimin no tenía más opciones así que con rapidez y miedo recorriendo su cuerpo se encerró en el baño esperando a la llegada de su hermano.
Se sentó en el rincón mientras no dejaba de llorar con las rodillas flexionadas y los brazos sobre estas ocultando la cara sonrojada y húmeda llena de pánico, su respiración era irregular y los espasmos involuntarios azotaban su cuerpo sin cesar, pero todo empeoró cuando escuchó un pequeño ruido y el baño se alumbró ligeramente, Jimin tembló aún más y se sintió desfallecer cuando volteó lentamente su cabeza y encontró la causa de su tormento mirarle fijamente con esos fríos ojos oscurecidos.

—Hola— le sonrió con sadismo y con una voz tan tétrica que erizaba tu cuerpo mientras la luz emanada del fuego alumbraba su rostro.

Jimin gritó y comenzó a retroceder lentamente para alejarse de aquel muñeco endemoniado, pero este solo avanzada cada vez que el asustadizo retrocedía. La misma risa que anteriormente había escuchado se hizo presente en el baño y un gélido escalofrío inundó su cuerpo, iba a morirse, su corazón acelerado solo confirmaba esto.

—¿Te gusta el fuego? a mí me encanta y juro que desearás verlo cuando la luz se apague.

Jimin lloraba sin parar, no quería descubrir qué pasaría si el mechero se apagaba y la luz desaparecía, acaso moriría de esa forma tan trágica y surreal, por favor no.

Cuando el mechero se apagó, las luces de la casa se encendieron, Namjoon abrió la puerta del baño y el muñeco desapareció.

—Minnie, ¿estás bien? joder, lo siento por dejarte solo, hermanito. Ya pasó, todo estará bien—le arrullaba entre sus brazos el rubio, mientras el pequeño solo cerraba sus ojos y se dejaba llevar, no podía sacar de la mente la imagen de la desquiciada sonrisa de aquel muñeco.

Cuando Jimin abrió sus ojos avellanas notó que iba en el auto con su familia, era de noche y una ligera lluvia caía, la familia parecía entretenida riendo y molestando entre sí, ¿acaso todo había sido un muy mal sueño? suspiró con alivio y se abrazó a sí mismo, aún sentía miedo pero estaba agradecido de que hubiese sido una terrible pesadilla, Namjoon le miró y revolvió el castaño cabello con ternura.

—Por fin despiertas, pequeño, pronto llegaremos a la casa nueva—revolvió sus cabellos con dulzura.— ¿qué tienes en tu piernas?— la mirada de ambos se dirigió hacia aquel objeto y Jimin sintió que dejó de respirar, no podía ser cierto; era el mechero que vio en sus sueños. Lo tomó con sus temblorosas manos y leyó aquello que tenía escrito sobre sí, no olvidaría jamás las palabras escritas allí.

"Cuando la luz se apague, ahí estaré"

HAKKŌ°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora