ˢᵗᵒʳᶤᵉˢ ᵈᵒᶰ'ᵗ ᵃˡʷᵃʸˢ ʰᵃᵛᵉ ʰᵃᵖᵖʸ ᵉᶰᵈᶤᶰᵍˢ

66 2 6
                                    

Triple alianza contra triple entente...
Bueno, potencias mundiales contra potencias mundiales.
Por ley, los niños y jovenes de países enemigos deben odiarse ¿No?
Pero... ¿Y si no siempre fuera así?

[...]

Yerik, un chico ruso de 23 años, se había enlistado en el ejército en busca de proteger a su país y aliados. Alto, de buen porte y con mares azulados en la mirada, nunca había amado, o siquiera besado a alguien. Su padre, un importante comandante del ejército, ponía demasiado empeño en hacerlo sentir "inútil" y "horrible", diciéndole de manera continua que eran aquellas razones, las que mantenían a las chicas alejadas de él. Claro, las damas de aquellos años, solo se fijaban en militares importantes.
No solo era esa su razón para entrar en la guerra; su madre, había muerto apenas unos meses antes en manos de los alemanes. La dulce mujer que le recordaba que las palabras hirientes que su padre le repetía eran mentira... ¡Y estaba también su pequeña hermana! Esa tierna niña de labios rosados y mejillas abultadas... Quería ser un gran hermano mayor para ella, ahora que habían perdido a su madre.

Por otro lado, se encontraba Alessandra, una chica italiana apenas unos meses menor que el apuesto joven. Atenta y de carácter fuerte, decidió convertirse en enfermera del ejército de su país, en un intento desesperado de protger a sus hermanos, en nombre de su padre. Unos dulces charquitos de miel en sus ojos, enmanaban bondad y ternura, suavizando cualquier corazón que se pusiera frente a ella...

Él, enviado al oeste de Austria-Hungría, jamás viajó con la esperanza de conocer a alguien. Ella, llegando a la misma zona, estaba decidida a enfocarse exclusivamente a su nuevo empleo.

Pero ¿Quién diría que sus miradas tan distintas se encontrarían, con el deseo de formar un hermoso atardecer?

Dice la gente que no eliges de quien enamorarte, el destino lo hace por ti, pero... ¿Por qué el destino puede llegar a ser tan cruel?

Definitívamente el encuentro de sus miradas no era algo planeado por ellos, pero el destino había decidido aquella coincidencia, olvidando claro, que sería su fin.

Los ojos de Alessandra, tan distintos a los de Yerik; brillantes y delicados, similares a los de un cachorro de suave mirar. Podría tener a cualquier chico de por ahí a sus pies... Pero ¿Por qué él?

Los ojos de Yerik, tan distintos a los de Alessandra; cautivantes, pero frívolos. Muy parecidos a los de un lobo en temporada de caza, observando con detenimientos los movimientos de su presa. Podría tener a cualquier chica de por ahí, comiendo de su mano... Pero ¿Por qué a ella?

Su romance duró meses largos, con citas a escondidas y dejando de lado los problemas de sus países. Sabían que estaba mal, muy mal, y que si alguien lo descubría, estarían perdidos, pero se amaban, y las malas lenguas mencionan que el amor lo puede todo.

Lo puede todo...
Excepto lograr finales felices en las historias donde está involucrado.

3 meses...
4 meses...
5 meses de relación...
Corrían grandes riesgos, pero no dejaban de verse.

De extraña manera, y sabiendo ya los problemas que podían causar, todo iba como miel sobre ojuelas. El mejor sueño de "amor de verano" que dos almas jovenes pudieran desear.

Eran tan hermoso, que... Ni siquiera entiendo como es que todo pasó tan rápido.

Unas horas antes de uno de los mañaneros tiroteos que Alemania mandaba a la base rusa, ellos habían chocado sus labios en un inocente beso de despedida, sin pensar jamás en que sería el último.

Yerik fue tomado por sorpresa, siendo mandado a defender el frente de su zona. Su inspiración diaria era que la guerra terminara, y pudiera vivir un romance libre con Alessandra. Lamentablemente nunca pasó.

Perdió su mirada en el piso, con la imágen de la sonrisa de la joven en su cabeza, plasmando el mismo gesto en su rostro, antes de que este fuera cubierto por el líquido rojizo que brotaba de su frente...

Su cráneo fue atravesado por la bala de un Fusil Kommission de 1888, con calibre de 7, 92mm.

Murió al instánte, claro es.

Ese mismo día, los sueños de Alessandra se fueron con él.

Ella se mantuvo con vida unos cuantos meses más, en busca de no lucir lastimada o dolida por la pérdida de su enamorado secreto. Trató de no preocupar a sus hermanos, buscando siempre tener una efímera sonrisa en su rostro, y manteniendo su bondad como desde su primer día ahí.

Hasta que su corazón no resistió más.

¿Sabían que después de cargar con una gran tristeza y estrés, es posible que los vasos sanguineos directos al corazón se tapen, provocando así la muerte?

Ya lo saben...
Y también saben que ese fue el final de nuestra joven y enamoradiza protagonista.

Si tan solo no hubieran ido ahí...
Si tan solo no hubieran chocado miradas...
Si tan solo...
Si tan solo el destino no los hubiera juntado.

Ambos murieron así, solos... Pero con el recuerdo de su gran y primer amor pasando por su mente.

Claro que después de sus muertes, comenzaron a correr rumores al ser ambos los más jovenes del lugar. ¿Cómo siendo de edades similares, no se iban a enamorar al verse?

Sí, su romance fue descubierto, pero era demasiado tarde.

Al parecer, cuando el cuerpo de Alessandra fue encontrado, ella estaba embrazada. No lo habían notado, porque se había comenzado a distanciar de la gente por ahí, y cubría su estómago con numerosas vendas.

La pequeña criatura fue cuidada, y mandada a Italia donde pasó la menor parte de su vida y bajo el nombre de Brina, con la familia de su madre. A la edad de 5 años, y ya terminada la guerra, decidieron hacerle un estudio de ADN.

Rusia es en donde vivió después de eso, con su tía Milenka, la pequeña -ya no tan pequeña-  hermana de su padre.

Aquellos chicos...
Tan inocentes...
Tan enamorados...

Fue una verdadera lástima que ninguno de los dos sobreviviera, para ver a su hermosa princesa crecer.

Dicen ahora que sus almas quedaron atrapadas en el día y la noche, sellando su amor con aquel pasar del tiempo... Él, tan misterioso pero hermoso como la luna, que acompaña a los viejos enamorados, y ella, tan radiante y magnífica como el sol que sigue a las parejas principiantes en sus citas...

¿Qué cómo sé todo eso?
Hola, mi nombre es Brina, y nací con heterocromía, lo cual significa que poseo un mar azul como los de mi padre, y un charquito de miel como los de mi madre.

¿A qué quiero llegar contandoles esto?
Nunca se rindan con su ser amado. Pídanle a mi padre que su amor sea duradero, mientras mi madre los acompaña en su dulce confesión.
Díganles que los mandé yo, que me encanta su historia, y que los quiero demasiado a pesar de nunca haberlos conocido, porque ellos, sin siquiera saberlo, me mostraron que el amor, apesar de ser doloroso, y casi como una droga para el cerebro, es el sentimiento más hermoso que existe...

Amen, demuéstrenlo y sean felices.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 27, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

⊰ Besos en Guerra ⊱ 「 Primera Guerra Mundial 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora