III

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Todavía quedaban restos

de invierno en las ventanas.

Yo ordenaba tu locura

en las partes más oscuras de la habitación.

Amenazabas con morderme -el alma- si seguía.

Yo seguí, y sonreíste pícaramente,

con cierto aire de victoria.

Te acercaste a mí,

tus manos acariciaron mis mejillas,

yo, sabiendo lo que pasaría, me quedé.

Mordiste mis labios con delicadeza,

como el que muerde una rosa, aún sabiendo que hay espinas.

Fue entonces cuando nos dimos cuenta,

Mis labios encajan perfectamente con los tuyos.

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⏰ Última actualización: Oct 28, 2014 ⏰

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21 motivos para amar(te).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora