El pueblo se llamaba Twilight Hollow. Según íbamos pasando por las calles la gente se nos quedaba mirando. Parecía que no estaban acostumbrados a que llegara gente nueva.
James aparcó el coche delante de una casa grande, pero muy vieja. Era de madera y estaba enegrecida, las baldosas de la entrada estaban medio sueltas y el el césped seco. Me quedé mirando a mi hermano con cara de incredulidad.
-Es la mejor que había, ya verás como con unos cuantos arreglos quedará preciosa-me contestó-.
Cogió mi mochila y me ayudó a salir del coche. Hacia más frío de lo que parecía. James cogió una caja de la mudanza pequeña y abrió la puerta de la casa.
Por lo menos dentro estaba mejor conservada, pero llena de polvo. Había una pequeña entrada, a la derecha un estudio y a la izquierda estaba la sala de estar con una chimenea. La cocina era muy luminosa pero las baldosas también estaban estropeadas. Subimos a la parte de arriba. Habían dos habitaciones, el suelo era de madera y había papel en las parederes medio roto, eran grandes y con buena luz.
Mi hermano había dejado lo mejor para el final. En la planta de arriba, al fondo había una sala con las paredes llenas de estanterías con libros. En el suelo había una alfombra con un estampado de hojas de otoño. Los ojos me brillaron de la ilusión.
-Tienes más de la mitad de estanterías para llenar-dijo james- Espero que lo hagas.
Desde pequeña me había apasionado leer y cuando acabe la carrera de filología decidí que quería escribir mis propias historias. Hacía ya dos años. El problema era que no me venía la inspiración, sólo cosas deprimentes. La historia que os contaré empieza justo aquí, en un pequeño y extraño pueblo en el que cambió mi vida.
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Twilight Hollow
RandomRose se muda a un pequeño pueblo con su hermano para intentar que mejore su salud. Su vida cambiará completamente y contará la historia de su difícil pasado.