Una Princesa Tras Un Plebeyo

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Ta-dan!!!!

Pequeño one shot que tenía guardado, espero que les guste tanto como a mí...















La oficina...

Maldito infierno elegante, maldito escritorio de caoba, maldito el lapicero cargado de lujosas plumas fuente, malditas carpetas, maldito sea ese reloj en la pared y maldita sea su sinfonía de "tic-tac, tic-tac".

Su realidad se rompió.

El estrés la hizo llevar sus manos entre sus largos cabellos dorados.

Suspiró pesadamente.

Se levantó de su silla y recorrió la habitación. Había pasado tanto tiempo en ese lugar, ¿Cuánto?, Días, meses...se habían completado dos años, dos años de responsabilidades, de trabajo extenuante, de renunciar por completo a su humanidad para llevar el imperio Nakiri a nuevas alturas.

Aún seguía teniendo miedo, a decir verdad, le aterraba. Pensaba en que nunca sería lo suficientemente capaz de sobrellevar con todo lo que implica ser la cabeza de esa familia, ¿Familia?, ¡ A la mierda!, Era un dolor de cabeza.

Quería gritar por ayuda y el primer nombre que perforó su mente fue;

—¡Soma!— el silencio se quebró, su garganta se desgarró por el grito y el aire dejó de fluir de forma natural.

Estaba cansada, muy cansada.

Todo era difícil, la escuela, su puesto como directora, la familia, los amigos, incluso respirar le era difícil a veces.

El amor, fue lo más difícil...

Ese día en especial la mataba, lentamente. Sentía como su estómago se llenaba de lava hirviendo, como todos los sentimientos que había construido se estaban derrumbando, uno a uno, quedando dentro de su corazón, soledad,...como condimento sazonando su ser.

Flashback

Esa mañana fue la graduación para "La Generación de las Joyas".

La mezcla de alegría, nostalgia y algunas lágrimas inundaron a los graduando . Ese día marcaba el final de una fase llena de un mar de emociones y experiencias, había un motivo de celebración, de.mirar el futuro con nuevos ojos.

Erina dió un discurso espectacular, cualquiera que la hubiese escuchado pensaría que había amor y ternura en sus palabras. Durante ese tiempo su mirada se perdió indiscriminadamente con los graduados, mordió su labio inferior en una ocasión intentando reprimir algunas lágrimas. Su alma y corazón terminaron de romperse cuando unos ojos dorados vieron con pesar sus amatistas,  y su sonrisa terminaba por hacerla tocar el infierno.

Uno por uno, los mencionados subían la plataforma para tomar aquello que por derecho, esfuerzo y disciplina merecían,  el tan adorado título. Dejaron lo mejor para el final, el intrépido pelirrojo con orbes dorados que hace tres años había declarado que sería "el mejor", y así cumplió, el mejor de la academia, el puesto número uno de la Élite Díez, uno de los finalistas del Blue, y para Erina, la única persona que pudo irrumpir en su corazón.

Sus pasos eran firmes y cargados de confianza, odiaba las formalidades, precisamente ese día se esforzó por lucir de forma elegante. Las manos de Erina temblaban, tragó en seco mientras sostenía el jodido papel que acreditaba al pelirrojo como graduado, mismo  papel que marcaba su despedida.

Ella le sonrió y él correspondió a su gesto, lo miró expectante olvidando su entorno, como detener el tiempo para que aquello no se escapara de sus manos.

Estrecharon sus manos, y con la otra Erina le entregaba el fino y valioso papel que estaba enrollado sobre sí mismo y atado delicadamente con un listón rojo. Soma lo tomó, sin soltarlo se inclinó un poco hasta la oreja de la rubia,  su aliento la acarició suavemente y las palabras que salieron de él fueron como veneno inyectado en el cuerpo de Erina.

CarreraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora