Cuando alguien está solo, siempre necesita compañía. Cuando alguien está triste, siempre aparece otra persona para ayudarlo...
Hace millones de años atrás, aparecieron dos dioses encargados de generar y decorar el mundo.
Ella, una diosa de aspecto femenino, tenía el deber de volver hermoso el planeta. Estaba encargada de hacer las estrellas, los ríos, los lagos y las constelaciones.... pero su obra más reconocida y especial para ella era una esfera redonda en el cielo, decidió llamarlo Luna.
La "luna" que había creado, era pequeña y no estaba completa, estaba hecha solo a medias (actualmente lo llamamos menguante) y sin brillo. Para la diosa, aún estaba incompleta. Esta luna aparecía 2 o 3 veces al mes. No era perfecta, y no sabía cómo mejorarla. Solo se veía como una estrella más en el cielo nocturno.
Ante su falla, la diosa se había puesto triste. Sentía que el trabajo de crear belleza al cielo, no era lo suyo. La mayoría de noches, siempre intentaba mejorar la luna, pero aún no lo lograba, y lloraba por su error provocando en ella una horrible desesperación, haciendo que el cielo llorara con ella (lo que llamamos lluvia).
Su compañero, un dios de aspecto masculino, era el encargado de crear retos para el hombre. Cosas que pudieran desafiar las habilidades de supervivencia para el hombre cuando fuera creado.
Este dios creó los desiertos, montañas que rozaban los cielos, creó bosques llenos de vegetación con animales venenos, creó depredadores acechando en malezas, creó el fuego, las tormentas, huracanes, él creo todo lo que puede suponer a un reto para los humanos.
Uno era la contraparte del otro, pero ambos, a pesar de ser diferentes, también tenían similitudes... ambos hacían su trabajo solos, creaban cosas para los humanos y cometían errores como ellos.
Un error de él, es que sus huracanes y tormentas destruía lo que él creaba. No era perfecto. Cuando esto ocurría, él se enfadaba e iba al centro de la tierra para gritar de furia, generando volcanes que expulsan lava.
Un día, la diosa, decidió caminar por la tierra y mirar la creación de su acompañante, que él llamaba, el Sol. Este también tenía fallas: podía deshidratar, ser sofocante por el calor que provoca, y no podías mirarlo directamente sin sentir dolor a la vista. Pero, él lo vio como otro desafío para el hombre así que no decidió corregirlo.
Mientras ella caminaba por todos los paisajes que su compañero creo, el dios la vio a la distancia y se acercó.
- ¿Y tú qué haces aquí? - Dijo.
-Quería ver como hacías tu parte...- respondió ella.
- ¿Enserio?, pero tu deberías estar haciendo lo mismo -dijo él al darse cuenta de que su trabajo aún no estaba terminado.
- Lo sé, pero... -lágrimas brotaron y comenzó a llover nuevamente cubriendo el cielo con nubes negras- no sé cómo hacer perfecto todo lo que haga... no puedo crear cosas como tú lo haces –se tapó el rostro para que no la viera llorar y sintiéndose mal por interrumpir su trabajo.
- Con que tú eres quien hace llover todas las noches... -afirmo su compañero con tono compasivo.
Él sintió lastima y le prometió ayudarle en su trabajo. Primero vio los ríos que ella creó, eran simples para el dios.
- Esos ríos serán para el hombre – dijo –, tienes que hacerlos diferentes cada uno, algunos peligrosos y otros tranquilos. Hazlos hermosos, ese es tu trabajo.
La diosa al escuchar la opinión de su compañero, empezó a hacer los ríos distintos a lo que era antes. Puso rocas en medio de estas, y algunas las hizo más feroces que otras haciendo a cada una especial.
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La creación de dioses.
RomanceUn breve relato de como dos dioses crean el mundo en el mundo que actualmente conocemos. Y como esos dioses terminan enamorándose.