— Toc toc — se escuchó del otro lado de la puerta de casa de Erick.
— Hey Erick, ve a ver quién es. — le dijo Daysi a su hijo.
Al abrir la puerta Erick se llevó una gran sorpresa, ya que al otro lado se encontraba su mejor amigo, Joel.
— Hey Erick, ¿cómo estás amigo? — dijo el rizado con una gran sonrisa y una notable emoción.
— Bien bien Joey, que sorpresa que hayas venido, me alegra muchísimo. — respondió Erick con una gran emoción.
— Claro que iba a venir amigo, aunque no me lo hayas pedido, quiero pasar estos últimos 3 días lo más que pueda contigo, antes de que te vayas a España a seguir la Universidad. — finalizó fingiendo que una lágrima bajaba por su mejilla.
— Ayyy amigo, ya, que me vas a hacer llorar. — dijo el rubio haciendo una mueca de tristeza — Pero vamos, pasa, sabes que esta también es tu casa.
— Gracias amigo, por eso digo que eres el mejor.
— Erick, ¿quién era, nene? — habló Daysi desde la cocina.
— Es Joel, má.
Daysi amaba que Joel llegara a verlos, ya era como otro hijo para ella, en estos años que lleva de ser amigo de Erick se ha vuelto ya parte de la familia.
— Oh, Joel, que bueno que vienes a vernos, ¿quieres algo de comer?
— No gracias, señora, comí antes de venir. — dijo algo apenado.
— Oh bueno, está bien cariño no tengas pena, ¿te quedarás mucho tiempo? Digo, para hacerles algún postre por si al rato quieren comer algo.
— Pues creo que sí y lo del postre sí lo agradecería, sus postres son maravillosos.
— Me alegra que te gusten, y bueno, los dejo un rato que iré a casa de Martha, no sé qué quiere, pero me dijo que llegara así que iré, se portan bien y nada de hacer travesuras eh. — dijo esto último con un tono de picardía, causando que Erick tomara un ligero color carmesí y se fue.
Daysi siempre ha tenido la sospecha de que entre el par de amigos hay algo más que amistad, solían ser como uno mismo, se complementaban el uno a otro, tanto en actitudes como en gustos, eran muy compatibles en casi todo, aparte que solían ser muy cariñosos.
Erick siempre ha sido como un terroncito de azúcar andante, al principio solo él era cariñoso con Joel y a mí me parecía de lo más normal, Erick amaba dar amor, pero conforme han pasado estos 5 años, poco a poco Joel se fue volviendo muy cariñoso cuando está con él, como ella dice, cuando ellos dos están juntos el amor se siente en el aire, ya solo es cuestión que alguno de los dos dé el primer paso, y su instinto maternal le dice que solo es cuestión de tiempo para que eso ocurra.
— Joeeey, amigooo, ¿te confieso algo?
— Sí amigo, ¿qué pasó?
— Me harás mucha falta.
— Ay amigo, igual tú, me harás demasiada falta.
— Nunca creí que el tiempo pasara tan rápido, recuerdo aun cuando el año pasado te conté que para la Universidad me iría a España.
— Sí amigo, falta un año decíamos, tardará un montón en llegar te decía.
— Y mira, ya casi llegó el día, solo hoy, mañana, y el domingo me voy.
Una lágrima empezaba a caer por la mejilla del ojiverde y al ver esto Joel se acercó y le dio un tierno y largo abrazo.
— Ya Erick, tranquilo sí, que haremos lo posible por vernos, ¿vale? — habló Joel tomando ambas manos de su mejor amigo.