02

10 2 0
                                    

Emilio

Escuché unos gritos bien feos, así que eso fue lo que hizo que me despertara, al abrir mis ojos me encontré con mi señora madre, juro que se le querían salir los ojos de lo feo que me veía, yo como su hermoso hijo atiné a sonreírle.

-Chingada madre Emilio, ¿Qué no piensas levantarte e irte a la escuela?- me dijo muy pero muy enojada, juro que nunca me había hablado así.

-Ya mamá ahorita me levanto, no te enojes, recuerda que si te enojas te salen arrugas y así ya no te vez bonita- le dije con una sonrisa en mi rostro.

-Pinche Emilio, no me quieras venir con tus tonteras así que ya levántate y te apuras te quiero en quince minutos abajo, y si no yo voy a venir por ti y te voy a llevar de la oreja.

No tuve de otra así que de un salto me levante, gran error, porque ahora que recuerdo tengo una horrible cruda, neta en que mundo vivo que ni me acuerdo de la cruda que tengo.

Con todo el dolor de mi alma terminé de levantarme y me dirigí al baño, me quite la poca ropa que llevo puesta, que ahora también pensándolo bien no se a que hora me la quité; abrí la llave de la agua fría y me metí a bañar, en el transcurso del baño recordé una voz de un chico, pero del chico no me acuerdo ni un poquito, terminé mi baño y me cambié, pero esa voz la sigo trayendo en mi cabeza, maldita voz de quien eres dueña.

Baje a la cocina y ahí estaba la mujer mas hermosa del mundo y él, la persona que menos quería ver en este momento.

-Amor que cara te cargas-me dijo el muy estúpido.

-Que bueno que ya bajaste, ya iba subir por ti, pero aquí mi hermoso yerno me entretuvo, dale las gracias que por él tú oreja está todavía ahí en tú cabeza-yo solo le alcancé a lanzar una sonrisa hipócrita a Andrés.

-Bueno suegrita yo me lo llevo que llegamos tarde a la escuela y pues no queremos perder ni una clase, así que adiós, se cuida- le dio un beso en la mejilla a mi madre.

-Adiós mis niños, Emilio tómate tan siquiera el licuado- me dio un vaso y me lo bebí rápido, le di un beso a mi madre y salimos de casa.

-Súbete al carro Emilio-me dijo Andrés y pues me subí no me quedó de otra.

Joaquín

Me levanté sin nada de ganas para asistir a la escuela esa de riquitos, a veces detesto mi vida, me gustaría vivir sin nada de esto, sin lujos ni nada, pero no, porque si no tienes nada te critican, si tienes todo te critican, como es la sociedad que con nada se conforma.

Me metí a bañar y en menos de diez minutos ya estaba bañado y con ese uniforme de niños ricos, como lo detesto.

Bajé a la cocina y ya estaba mi hermana igual que yo portaba el uniforme ese, mi mamá, papá y abuela, a todos los saludé con un buenos días y les di un beso en la mejilla.

-Hola hijo- me saludó mi madre- ¿A qué hora se durmieron ayer muchachos?-preguntó

-DIEZ- gritamos mi hermana y yo al mismo tiempo, wuao, al menos nos coordinamos para no levantar sospechas .

-Que bueno hijos, apúrense a desayunar para llevarlos al colegio, no quiero que lleguen tarde a su primer día-nos dijo nuestro padre a ambos.

Después de unos diez minutos ya estábamos camino a la escuela esa, había quedado con Niko y Mau de vernos afuera de la escuela, a comparación de nosotros tres mi hermana no obtuvo la beca porque no tiene un buen promedio, llegamos y nos despedimos de papá, al bajar vi a mis dos amigos y no dude en irlos a abrazar, es lo único bueno de ésta escuela que no estaré solo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 11, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

UNA HISTORIA MASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora