-Mi respiración empieza a acelerarse, mi pecho sube y baja con el ritmo de mi corazón. Tengo miedo que él pueda escuchar mis latidos, o ver mi cara, que lentamente se va poniendo roja.
Mi boca hace agua por todas partes, abro lentamente para sacar la punta de mi lengua y mojarme los labios, automáticamente paso a morderme la uña de mi mano. Pensamientos sucios vienen en forma de estrella y pasan por mi cabeza, dejando el sabroso recuerdo de pequeñas fantasías que sé que nunca pasarán. Clavando mi mirada en él, escuchaba cada vez más fuerte como se estaba aproximando, y cómo si nada, pasó a sentarse a la parte de atrás del bus de las 7.30, el cual hacía 2 años que tomábamos juntos.-
DÍA 1:
Aquel día me desperté tarde, o, como mínimo, el reloj marcaba las 7.20. Que desafortunado, mi primer día en la universidad y ya iba tarde, aunque ya era mi segundo año. A salto de mata me vestí con la primera sudadera que pude coger y los pantalones que mi mano pudo atrapar en el momento, aquello pintaba mal. Me maquillé como pude y haciendo una carrera contra el tiempo pude coger a tiempo el bus de las 7.30.... Pasaron las paradas y la gente seguía siendo la misma que la del año pasado, pasaban por mi lado, me saludaban y se sentaban a sus respectivos asientos de siempre. No esperaba nada de nuevo, pero siempre se mantenía aquella emoción, aquella tensión o adrenalina, que supera a tus sentidos el primer día.
Los auriculares me aislaban del mundo exterior, aquel ruido de fondo siempre me había molestado, pero de golpe, las pequeñas voces que se escuchaban habían acabado, con curiosidad me saqué los auriculares y con cierta angustia, miró hacia la puerta del bus que se abría, el ruido de maquinaria vieja dio paso a un chico que no había visto nunca. Pantalones tejanos medio rotos y ajustados, realzando la forma de su cuerpo, unos zapatos de vestir que seguramente no eran muy baratos, una camiseta blanca acompañada de una americana de cuero, marcaba todo el que venía a ser su cuerpo. Un cabello negro como el carbón y peinado de manera despreocupada, entre todo se dejaba ver un par de pircings plateados que lucía de manera elegante en la oreja. Su mirada era capaz de fundir hasta el hielo más frío de los polos, en aquel momento calculé más o menos un metro ochenta y un poco. Las sus pasos y su cuerpo despertaban dentro mío un sentimiento intenso, quería más.
DÍA *#+--/*:
El despertador sonó a las 6.30, tiempo suficiente para hacer todo el necesario, esta vez pude almorzar correctamente. Como cada día normal, me tuve que esperar 5 minutos hasta que llegó al bus. Cuando llegó me senté donde siempre, la segunda plaza a la hilera del conductor sin contar con él. Aquel era mi lugar, hacía 1 año me subía y me sentaba siempre en la misma silla, era una sensación reconfortante. Saqué el ordenador y sin conformarme con nada empecé a escribir lo que escuchaba, veía o sentía.
Era temprano y por alguna razón la luna aún no se había ido, ella sería luz de aquel día oscurecido y enfriado por las lluvias de toda la noche. Escribiendo hice pasar unos minutos de concentración hasta la entrada de aquel chico, el cual no tendría que tener más de dos años más que yo. Desde que lo vi aquel día su talante me hipnotizó, por desgracia. Sentía sus pisadas tan seguras que daba al andar, como agujeros negros que atravesaban mi corazón, una... Y otra... Y otra vez. La tentación de mirarlo fijamente mientras se me caían los ojos se hacía permanente, y yo notaba, notaba que dentro de poco se me caería el alma al suelo. Otro golpe en el silencio, qué hermoso era aquel momento de calma y a la vez tensión que se producía justo antes de que él entrara. Las puertas se abrían lentamente, parecía que aquel momento duraría por siempre. Entró con la cabeza arriba y solemne, miró a cada persona que estaba en ese transporte, y sin ningún remordimiento, pasó a sentarse al final. Aquella vez iba vestido diferente, quizás porque era miércoles. Aún y con todo su recuerdo es borroso, recuerdo que iba todo vestido de negro y con el cabello peinado para atrás, esta vez no traía pendientes, y mi interés por él subió de intensidad, querría haberle hecho una foto y guardar por siempre aquel recuerdo que ahora se va borrando lentamente.
DÍA *#+--/*:
Ya hacía días que lo observaba, sentada a la parte de delante, mirando por el espejo de aquel rojo bus. Nunca pensé a hacerle una foto, pero realmente era una buena idea. Cada vez que él subía en el "nuestro" transporte, solamente podía fijarme en el que venía a ser.... Su cuerpo.
Cada día su estilo me atrapaba más y más, como un imán, pero aunque no había sentido nunca su voz, estaba segura de que me seduciría, y me haría sentir que por primera vez no estaba sola. Pero de momento en vez de su voz me seducían sus movimientos, en vez de poder sentir el latido de su corazón, me era suficiente escuchar el ritmo de sus pisadas. Se acercaba el viernes otra vez, el último día de la semana por los estudiantes como yo, recuerdo lo que pasó por mi mente en cuánto me di cuenta -"mierda"-. Aquel día lucía una camiseta negro larga, con un agujero a la parte de debajo, una chaqueta tejana que parecía antigua, en la muñeca una pulsera de aquellas largas y de cuero. Unos pantalones también tejanos pero cortos y desgastados, y unas botas de cuero largas. Se había puesto unos colgantes plateados. Aquella mañana cuando subió al bus, se dio cuenta que lo miraba, y, supongo que por educación, me tiró una sonrisa de aquellas que te enamoran.
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DÍA *#+--/*:
No había faltado ni un día, siempre estaba allá sentado en la parada del bus, tan si hacía solo cómo si llovía, como aquel día. El cielo lloraba como nunca, su camiseta blanca quedó totalmente mojada, así se ajustaba en su cuerpo. Dejaba ver en más mínimo rincón, sus pantalones rotos, negros y de canal estrechado. Traía cara de cansado, como si hayas llorado toda la noche, y me lo imaginé; me lo imaginé de rodillas en el suelo, llorando y pidiendo perdón, me lo imaginé cansado y excitado... Solamente...me lo imaginé. Y por primera vez una sensación como si de mil hormigas se tratara me subía por todo el cuerpo, saliendo desde mi zona hasta expandirse y llegar mi cabeza, el cual perdió conciencia de la situación.
Cada día con más urgencia necesitaba tranquilizarme, un remedio por aquello que me pasaba a verlo, mi nerviosismo se veía a kilómetros, y sin más intenté que mi comportamiento cambias, pero sin querer, llamaba más la atención, y sinceramente no me gustaba.
Último DÍA Del AÑO:
Aquel año pasó como si nada, esperaba cada mañana que mi amor platónico, el cual no sabía el nombre, pasas por mi lado y me dedicara una sonrisa, cada día mas y más me enamoraba, me acercaba su sonrisa, y su aura. Todo el que venia de él era perfecto, él era perfecto y empecé a fantasear con él, cada sueño, cada día en el bus; en la cama, en clase o incluso mientras andaba. Imaginarme sus manos, rodeando mi cuerpo, era una sensación que realmente. Me excitaba. Pero el hecho de no verlo en todas las vacaciones me volvía loca, no lo soportaba.
Por última vez me fijé en él, examinándolo. Su piel había pasado de ser clara a tener un tono Moreno, me embrujaba, su peinado no había cambiado. Pero había algo en sus ojos de color verde que no era el mismo, algo había cambiado, más fría más distante. Seguí examinándolo, en su oreja traía dos pendientes más. Ya lo miraba un rato largo, ¿Se habría dado cuenta? Sí, me sonrió.
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ASESINAR A LAS DIEZ
RandomLas cosas, a veces, no son lo que parecen, y la ida tampoco. La vida es una acontecimiento permanente que da vueltas y está llena de contradicciones, nos hace sentir muchas veces que no somos nosotros, que vivimos en el cuerpo de otra persona y no...