Todo comenzó un día normal como hoy... Solo que en el verano de 2017, me estaba escapando de mi cuarto para ir a dar un paseo sin que mi madre se enterara, hacía sol y daba gusto volver a verlo de nuevo, normalmente salía de casa solo para ir al instituto, pero ahora ya se había empezado el verano y me negaba a pasármelo encerrada en mi habitación. Yo era una joven normal con sus gustos, con su vida...
Me encerré en mi cuarto, eché el cierre que había instalado unos días antes de una forma un poco chapuza y até las sabanas de la cama una a una, salí por la ventana que estaba conectada al tejado y me fui andando por este hasta la finca del vecino, ya que mi familia nunca se acercaba allí, até a un estremo del tejado la sábana y la fui entrelazando en las tejas, posteriormente me deslicé hasta llegar al suelo. Cogí las sabanas por su estremo y las enrredé en la rama de un árbol de tal forma que no se vieran y entonces me fui. Todo era nuevo para mí, empecé a andar hasta salir de la finca y di la vuelta hasta llegar al camino contrario para no pasar delante de mi casa. Seguí andando y vi unas rampas de skate y a unos jóvenes en ellas. Me acerqué y me quedé observando, marabillada de ver aquello que para mí era inexistente en la vida real, aquello que para mí solo existía en caricaturas animadas. No solo había monopatines, el circuito también era para BMX, patinetes y patines de línea. Me quedé allí observando hasta perder la noción del tiempo y antes de darme cuenta ya eran horas de cenar; me apresuré a mi casa, subí por las sabanas apoyándome en la pared y entré de nuevo por la ventana, me puse el pijama y fui a cenar.
Al día siguiente tras bañarme, vestirme, peinarme, lavarme los dientes y desayunar me apresuré de nuevo a mi cuarto, eché el cierre y me escapé de nuevo. Al llegar al parque de skate me senté en unos bancos de piedra, allí conocí a un joven que iba a practicar skate, me preguntó como me llamaba a esto que le suelto Jacky(no era mi verdadero nombre, no sé por qué lo dije) él me contó que se llamaba Ciro y que llevaba 3 meses montando en el monopatín, la verdad es que se le daba bastante bien. Ese día me ofreció a probar a montar, pero el skate se curvó y me caí al suelo,ambos nos reímos. A partir de ese momento decidí ahorrar para comprarme una tabla y aprender junto a él, ya sabía donde iba a esconderla.
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La vida de una Skater. (sin acabar)
AdventureUna joven a la que le encanta el skate nos cuenta lo difícil de llevar una doble vida con una nueva identidad.