<<Querido diario, tú que escuchas sin pedir nada a cambio. Hace tiempo que no escribo, pero no sé cómo sacar de mi esta lagrima que ahoga.
No me mira a los ojos, ya no me mira. Siento que ya no me ama, y yo no tengo fuerzas para llevarlo. No sé lo que le pasa, el otro día me dijo: "mira nena, que no tengo ganas de ir a tu casa."
Recuerdo cuando corríamos cogidos de la mano, riendo y salpicándonos por los charcos. Cuando hablábamos sin decir palabra, cuando hacíamos el amor y dormíamos rendidos. Recuerdo las madrugadas en la playa, los domingo por la tarde jugando a la "pley".
Recuerdos tan, tan lindos y que tanto añoro. Tengo miedo a perderlo del todo. Si lo hago, me quedaré sola. Cambié mis muñecas por sus abrazos, y ahora sólo existe él...>>
—¿Qué te pasa? — Escuché decir a Kevin mientras me golpeaba el hombro débilmente. Yo salí de mi trancé y le miré. Tenía un rostro preocupado.
—No, nada...— Volví a voltear a mi taquilla para sacar los libros para la siguiente clase. Kevin no se dio por vencido.
—En serio, Harold. ¿Ha pasado algo? — Yo volteé a mirarle. Pero antes de contestar con un simple "Nada", ella pasó por mi cabeza, haciéndome suspirar. —¿Ha pasado algo con Anne?
—Bueno...— Sin duda, mi relación con Anne había cambiado. Llevaba casi un año con ella, creo que si algún la perdiera me moriría. Pero, él, Dan Wright, la alejó de mí, o al menos eso me parece. Siento que ya no me quiere y cada vez que la veo, la imagen de ella y él, sonriendo y haciendo idioteces juntos se me viene a la cabeza, lo que hace que ni siquiera pueda verla a los ojos. ¿Aún sentirá lo mismo o soy el único enamorado?
—Ya veo...— Suspiró y volteó a ver el pasillo. — Es por Dan, ¿verdad?
Dirigí mi mirada a aquel pasillo que contemplaba Kevin. Ahí estaba ella, tan linda como siempre. Con aquellos ojos que tanto me enamoran y esa voz tan dulce y única. Pero él estaba a su lado, y todo cambiaba. Ella parecía distante, esta vez no sonreía y reía con él, estaba pensativa. Eso me extrañó, pero no me apetecía hablar con ella, ya que siempre tenía que estar él ahí. Ella me vio y me dirigió una débil sonrisa, pero yo no podía sonreír, pero tampoco me podía derrumbar.
Se acercó a mí, dejando a Dan atrás, algo que me sorprendió.
—Harry, yo...— No podía verla a los ojos, ella lo notó. — Tengo algo que decirte.
Me esperé lo peor.
—Lo siento, ahora tengo que irme a clase. — Y me dirigí a clase sin dar vista atrás, dejándola la palabra en la boca.
"Presiento que todo acaba...".
—Como la flor marchita que pétalo a pétalo decae por sí misma. — Volteé y vi a mi compañera de mesa. Ya había llegado a la clase, y ni me había dado cuenta.
— ¿Qué? — Ella suspiró.
— Harry, no puedes seguir así...— Ella miró mis ojos, y yo contemplé sus ojos cafés. — Anne no sabe qué hacer.
— ¿Te hablas con ella? — Le pregunté sin mucho interés.
—De esto hablo. — Volvió a suspirar. — ¿La amas, Harry?
— ¿Tan interesada estás? — Le pregunté coqueto, ya qué, no quería seguir hablando de Anne, porque si no me derrumbaría más de lo que ya estoy.
—Vete a la mierda. — Ella me hizo una mueca. — Estoy hablando en serio.
—Mira, Bianca. —Resoplé. — Ella está tan feliz con Dan, que es mejor dejarlo así.
—Dan es su mejor amigo.—Recalcó la palabra "amigo".
—Claro.— Contesté algo irónico. —Pensaba que estabas de mi lado.
—Harry, esto no es ningún deporte ni nada. —Me miró enojada. —Sólo digo lo que opino.
—Estás de su lado.
— ¡Harold!— Exclamó enojada.
—¡Déjame de una vez, sabes que tengo la razón!— Exclamé haciendo que toda la clase volteará hacía a mí. Incluido el profesor.
—Triton, vete fuera y relájate, que estamos dando una clase, por favor. —Dirigí una mueca a mi compañera, igual que ella a mí y abandoné el aula.
Cubrí mi rostro con ambas manos y me apoyé en la pared. No podía más y rompí a llorar. La echaba de menos, no podía estar sin ella. Pero a la vez, una de las cosas que más quería era estar sin ella, sé que ella está bien con Dan, y quiero que sea feliz, aunque por su felicidad yo me muriese. Me sequé las lágrimas.
— Harry...— Volteé y deseé no haberlo hecho. Era Anne, me sorprendió verla, pero algo me sorprendió más.
Estaba llorando, sus ojos reflejaban tristeza y sus mejillas estaban empapadas de lágrimas. Nunca la había visto de ese modo. Me dolió el corazón al verla así, sentí como se rompía. Tenía ganas de abrazarla, pero, algo me hizo quedarme quieto, sin moverme, como clavado en el suelo.
— ¿Qué haces aquí...?— No me dio tiempo a terminar mi pregunta.
—Ya está, Harry...— Sollozó y más lágrimas recorrieron sus mejillas. —No puedo más...
— ¿Qué ocurre, Anne?— No podía hacer nada más que actuar normal, no me derrumbaría, aunque mis ojos estuvieran rojos.
—¿Lo dices en serio? — Ella hizo una mueca.—Creo que se nota mucho...
Yo me limité a mirar al suelo, me dolía verla en ese estado. Ella suspiró fuertemente.
—¡Harold, estoy harta!— Volvió a llorar.
—¿Tú, harta?— Pregunté incrédulo y volteé a verla. — No veo la razón.
—¿Cómo?—Hizo una gran mueca de asco.— Es obvia la razón.
—Tal vez para ti.
—Harry, está decidido. — Ella miró al suelo y apretó sus puños y levantó la cabeza. – Hemos terminado.
— ¿Qué?— Casi susurré.
"No, no puede ser... No..."
—Lo que has escuchado, Harold... Yo no puedo seguir así. — Sus lágrimas mancharon de nuevo su rostro.— Hemos terminado.
Dirigí mi mirada al suelo.
—Está bien... Haz lo que quieras, Anne. — Me limité a caminar por el grande pasillo. Ella se quedó parada, ya que no escuché ningún paso por parte de ella.
Empecé a correr, y correr y correr. Quería quitármelo de la cabeza.
"¡NO, no quiero...!"
Llegué al recreo, vi aquella grande papelera y empecé a patearla con gran fuerza.
"No, no quiero estar sin ella... ¡Esto no puede acabar así, joder!"
Mientras pateaba aquel cubo de basura, él cual no tenía la culpa, rompí a llorar. Me quería morir, no podía vivir sin ella.
—¡TE AMO, JODER!— Grité hasta quedarme afónico. — Te amo, Anne. — Las lágrimas no dejaban de caer.
". Que perderla a ella es perder el aire. No quiero estar yo solo, no quiero morirme, pero yo sin ella sólo falta suicidarme."
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Se apagó su voz.
Dla nastolatkówEl amor nos hace cometer locuras, morir de celos y llegar a conclusiones equivocadas. Anne y Harry se aman locamente, pero por un error, por dejar que los pensamientos fluyan antes que los sentimientos, se acabará todo por lo que lucharon alguna vez...