Happy Birthday! Issei & Ichiru

Tan pronto como el primer rayo de sol se asomó por la ventana, un misterioso par susurraba en la cocina.

-¿Estás seguro de que sabe bien? Porque si no, aún puedo correr al combini y evitar algún desastre.-

-Eichi, ya te lo he dicho, no tienes que preocuparte. Esto sin duda es un pastel delicioso- Shu trataba de calmar a su nervioso amigo, sin duda estaba más inseguro que otras veces cocinando.

-Perdón Shu, de verdad quiero que sea perfecto y bueno, ¡es que es para ellos!- comentó emotivo, mientras acercaba platos y tazas al comedor principal.

-Me harás pensar que no son especiales para mí~ - Shu agregó con fingida tristeza, llevando un par de bellas cajas (no muy grandes) decoradas con listones azules y rojos, las cuales colocó en un extremo de la mesa.

-¡Yo no...! – Eichi corrió hacia Shu, totalmente arrepentido de sus palabras, pero el mayor se soltó a reír y ahora el otro le daba pequeños golpecitos en el pecho.

-Cielos, hagan esas cosas en su habitación...- Un inesperado invitado hizo su aparición, aún adormilado, miró acusadoramente a los mayores.

-Ichiru, no deberías molestarlos...- Una segunda carita somnolienta entró en escena, un poco avergonzado de tal vez "haber interrumpido".

-¡Ah! ¡Chicos, esto no...!-

-Feliz cumpleaños para ambos, Issei, Ichiru- Dedicándoles una tierna sonrisa, Shu se acercó hasta ellos y les entregó el par de obsequios.

-¡Muchas gracias, Shu!- Respondieron ambos ante aquel gesto, sus rostros de repente se iluminaron.

-Este año hemos dividido las tareas, como pueden ver, Eichi ha sido el encargado de preparar el desayuno especial- el mayor los invito a sentarse, ahora los hermanos podían ver el hermoso banquete y la luz en sus caritas fue mayor (si, eso era posible).

-¡Feliz cumpleaños, Icchi, Isse!- Horimiya (aún ruborizado) abrazó efusivamente a cada uno. -Me hace muy feliz poder festejar con ustedes otro año más, ahora ya están tan grandes, ¡no puedo creer que ya tienen 19 años!- Un poco más y las lágrimas de mamá se desbordarían.

Tanto Shu como Eichi, les dedicaron miradas llenas de orgullo y amor. Aquellos gemelos se habían convertido prácticamente en sus pequeños hijos (cosa que no dudaban en decir a todos) y no existía mayor alegría que ver a sus hijos crecer. Shu agradecía tanto a la vida por haber puesto a ese par de estrellas frente a él aquella tarde lluviosa; mientras que Eichi agradecía a su compañero por haberle invitado a emprender la aventura junto a ellos.

El festejo inició y los cuatro sentados a la mesa degustaron el delicioso pastel de Eichi, claro, no sin antes haber probado un poco de tamagoyaki y arroz. Issei le mostró feliz a su hermano el par de libros que había recibido e Ichiru le invito para que más tarde escucharán música juntos en su nuevo reproductor portátil.

Y la mañana continuó en aquel cálido hogar, en una fecha tan especial.

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Ayer que ha sido 12 de septiembre, mis pequeños hijos cumplieron un año más de vida, así que mi complejo de Eichi (acá de madre orgullosa) se manifestó y decidí escribir algo pequeñito (como suelo hacer). Saliéndome un poquito de lo canon (pero solo un poquito), espero les haya gustado como quedó esto, siempre es un placer escribir sobre la sagrada familia.

¡Gracias por leer!