Parte 1

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Yoongi, nunca se consideró alguien especialmente sociable, no es que no disfrutará de las fiestas o de las reuniones que su novio planeaba, amaba mucho a Hoseok por sacarlo de su hueco cuando pasaba demasiado tiempo en él, pero ese viernes era de esos días en los que su cerebro no parecía estar trabajando al cien por ciento, no se sentía con los ánimos de hacer algo más que quedarse en su sillón y ver películas.

Hoseok, a veces parecía no comprender que sus necesidades sociales estaban muy alejadas de ser parecidas, no es que le disgustará socializar sino que a diferencia de otras personas, Yoongi no tenía la suficiente energía como para hacer algo así una vez a la semana, disfrutaba más estar con su grupo de viejas amistades haciendo algo que no involucrará a desconocidos fingiendo algo que no son para que pensará que eran amables, no le agradaba esa dinámica, sabía que para que alguien fuera honesto se necesitaba confianza y para Yoongi era muy agotador tener que tomar ese camino, para él era mucho más largo.

Huir a la azotea mientras que su novio estaba demasiado distraído hablando con otras personas pareció la mejor opción, usualmente las personas en una fiesta intentan evitar un lugar así, si quiera es así si estas lo suficientemente sobrio para comprender que hay un riesgo inminente de morir, era temprano así que, esta era una buena oportunidad para relajarse e intentar planear algo para irse.

La brisa helada abrazó a su corazón hasta que este retomará su ritmo normal, Yoongi a veces quería ser otra persona, se imaginaba así mismo, encajando de mejor manera con el resto y diciendo frases divertidas sin sentirse incómodo al recibir atención, pero al final siempre terminaba en la misma penosa situación.

Cuando en sus oídos se dejó de transmitir un sonido blanco, pudo localizar que escondido en el otro extremo de la azotea se encontraba alguien llorando en silencio, sus ojos pronto lo encontraron.

Era un rubio, se encontraba encorvado y apoyado en el barandal, parecía intentar cubrirse del mundo con su propio cuerpo, Yoongi usualmente intentaría ignorarlo o huir, no es que fuera mala persona sino que sus palabras siempre se enredaban cuando intentaba consolar a alguien, pero el chico se veía particularmente sólo y triste, él lloraría luego si es que decidía irse sin si quiera preguntarle si necesitaba ayuda.

Sus pasos fueron lentos hasta llegar a su lado, el cuerpo del muchacho frenó de repente los espasmos de su llanto cuando se dio cuenta de la presencia de un visitante, sus manos tropezaron en su rostro intentando cubrir cualquier rastro de su dolor- Lamento molestar, sólo quería saber si estaba todo bien- Murmuró Yoongi, pero se sintió estúpido de inmediato ¿No es claro que no se siente bien?

-Si, no se preocupe- Dijo de vuelta con la voz a punto de quebrarse, sus ojos brillaron cuando le mostró una sonrisa tranquilizadora que se fue desvaneciendo hasta volver al mismo punto de inicio- yo lloro por muchas tonterías.

-Si te hacen llorar no son tonterías ¿no crees?

Hubo un pequeño lapso en silencio en donde ambos no supieron como seguir aquella conversación, pero Yoongi decidió que era el momento de tomar la iniciativa.

-Se que dijiste que es una tontería- Hizo comillas con sus dedos cuando mencionó la última palabra- pero, si es que quieres desahogarte, te prometo que soy mejor escuchando que formulando preguntas.

-Mira- Suspiró profundamente- eres dulce, pero no necesito que nadie me escuché porqué no me siento mal por algo en especifico, sólo no necesito la lástima de nadie, no me gusta hablar y menos con desconocidos, lo siento si suena mal.

No eran las mejores disculpas que le habían presentado a Yoongi, pero las aceptó porqué por un lado lo comprendía- ¿Quieres un cigarrillo?- Se aproximó nuevamente al filo de la azotea mientras sacaba de sus bolsillos una caja que estaba a la mitad.

Bebé llorón『En edición』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora