—¿Ya te han dicho que tus ojos son hermosos, no?
—No, ¿por qué preguntas eso?
Nuevamente estos dos se encontraban en ese típico lago. No tenían ni idea qué hacer, por eso la pelirroja rompió aquel infinito silencio.
—Por eso me enamoré de tí... tus ojos.
—¿Mis ojos? No tienen nada de especial para mí. —Éste rió— Pero que lindo que te gusten.
—Me recuerdan al mismo mar, igual de hermosos... —Baby lo miraba a los ojos, hipnotizada de lo enamorada que estaba.
¿Eso es lo que más recuerdas de él?
—Gracias por el alago, Baby. —Freddy sonreía por fín después de tanto. —Me alegró el día.
—¿Enserio?
—Así es, fuiste la que le puso color a mi día.
¿Por qué ya no lo veo?
—Tu también tienes unos hermosos ojos, Baby.
—¿Yo? Todos dicen lo mismo también. —Ambos rieron, los dos se enamoraron de los ojos del otro.
¡Por qué ya no logro verte!
Ahora ella estaba en el lago... sóla nuevamente, como todas las veces que había ido allí desde pequeña.
Ese lago era su única compañía.
¿Y ese chico? ¿El de los ojos mar? En los ojos de Baby recorrían saladas lágrimas las cuales caían en el cristalino lago, en aquel corazón cristalino de aquel chico.
¿...Donde fue el chico de los ojos azules?
Necesito sus ojos mar de nuevo y que me curen de éste sufrimiento de la soledad...
🌊 B L U E E Y E S 🌊