Primera Cita

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El sol de la tarde bañaba el paisaje del Río Claro en Talca, iluminando el agua cristalina que corría con serenidad. Chile había elegido el lugar cuidadosamente, con la esperanza de que la naturaleza que la rodeaba suavizara las tensiones aún latentes entre ellas. Las hojas de los árboles susurraban con la brisa, y el sonido del río creaba una melodía suave, casi melancólica. A lo lejos, un par de niños reían, ajenos a la atmósfera cargada entre las dos mujeres.

-Este lugar... -comentó la estadounidense, con una sonrisa nostálgica-. Es hermoso. No lo conocía.

Chile asintió, mirando el horizonte, mientras sus pensamientos vagaban entre recuerdos de guerras y distancias. Observó a su compañera de años pasados, sin poder evitar sentir una mezcla de emociones. Sabía que esa sonrisa siempre había tenido un efecto en ella, que le removía algo profundo, pero ahora, después de todo lo que había ocurrido, las cosas eran diferentes. Había demasiada historia, demasiado dolor.

-Es uno de mis favoritos -respondió, mirando el agua, intentando mantener el tono casual-. Cuando las cosas se ponían difíciles, solía venir aquí para aclarar mi mente. Es un lugar donde siempre puedo encontrar un poco de paz.

La chica asintió, como si comprendiera. Sin embargo, para la latina, esa comprensión siempre parecía estar teñida de una lejanía emocional, como si todo lo que habían vivido no hubiera calado tan hondo en ella como lo había hecho en Chile. El silencio volvió a caer entre ellas, pero no era un silencio cómodo; era denso, pesado, lleno de palabras no dichas y sentimientos que ninguna de las dos sabía cómo expresar.

-Parece un buen lugar para pensar -dijo finalmente, tras una pausa, y luego la miró de nuevo, su expresión más seria ahora-. Sobre nosotras... ¿has pensado mucho?

Chile apretó los labios, su mente retrocediendo inevitablemente a los años de lucha, de sangre derramada y de independencia ganada con sufrimiento. Claro que había pensado en ellas, en lo que alguna vez fueron y en lo que ya no podían ser. Había sido imposible no hacerlo. Pero pensar no siempre traía respuestas. A veces solo traía más dolor.

-Pensar no siempre ayuda -replicó finalmente, sin mirarla-. A veces, solo hace que las heridas se sientan más profundas.

Estados Unidos guardó silencio, y la chilena sintió la mirada de su cita sobre ella, como un peso tangible. No quería mirarla de nuevo, no quería ver en esos ojos bicolor los recuerdos de un pasado que ya no podía cambiar.

-Yo también he pensado mucho -comentó finalmente, rompiendo el silencio-. No soy la misma persona que era antes. Las cosas no han sido fáciles para mí tampoco. Tal vez no lo entiendas, pero yo también he tenido que luchar... contra mí misma, contra lo que representaba.

Chile finalmente alzó la vista, sorprendida por la vulnerabilidad en la voz de la potencia. Aquella confesión parecía sincera, pero eso no hacía que el dolor que sentía fuera menor. Sabía que el camino para sanar iba a ser largo y lleno de obstáculos.

-Pero estamos aquí para eso, ¿no? -dijo la NorteAmericana, dando un paso hacia Chile y dejando que sus dedos rozaran la mano de la otra, un gesto pequeño, casi insignificante, pero cargado de significado-. Para sanar. Para intentar entendernos de nuevo.

Chile sintió un escalofrío recorrer su piel al contacto, y aunque su instinto le decía que debía apartarse, no lo hizo. En cambio, dejó que sus dedos se entrelazaran ligeramente con los de la que alguna vez fue su enamorada. El peso de lo que había sucedido entre ellas, de los años de distancia y de los recuerdos dolorosos, seguía presente, pero en ese pequeño gesto, había una promesa de algo diferente.

-No va a ser fácil -susurró Chile, con un hilo de voz-. No sé si alguna vez podremos volver a ser las mismas.

-Tal vez no tengamos que ser las mismas -respondió ella, con un tono más firme-. Tal vez podamos ser algo nuevo. Algo mejor.

Chile no respondió de inmediato, pero dejó que las palabras calaran. Miró el río frente a ellas, la corriente llevando consigo hojas caídas y ramas, como si todo lo que tocaba fuera arrastrado hacia algo desconocido. Quizá, pensó, ellas también debían dejarse llevar por esa corriente, dejar atrás el pasado y ver a dónde las llevaba.

Aún quedaba mucho por resolver, pero en ese momento, frente al río y bajo el cielo abierto, quizá sanar no parecía tan imposible.

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⏰ Última actualización: Sep 14 ⏰

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I kissed a Latina // CountryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora