Alas

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4) Huntbastian - AU!Alas
TW: se tocan temas que pueden ser sensibles para algunas personas. Angst.

No hay una explicación genética de por qué las alas nacen de determinado color. Personas, como Nick, tienen alas del color de su cabello. Otros tienen alas de colores extravagantes, como las verdes que nacen de la espalda de Jeff, y le recuerdan a todo el mundo a un perico.

Se decía que en la antigüedad, se consideraba a las personas con alas negras como enviados del diablo y se los quemaba en la hoguera. Por contraposición, se pensaba que la gente con alas blancas eran una bendición del cielo.

Sebastian nació con un ala negra y otra blanca. No hay muchos casos en el mundo en el que las alas de un mismo individuo tengan colores o patrones diferentes, y aquello lo convirtió en una rareza en un mundo que ya de por si es bastante extraño.

Le costó aprender a bloquear las burlas de sus compañeros en la infancia, y a pretender que las miradas sorprendidas de los adultos no le importaban.

Las personas creían que el color de tus alas hablaba mucho de quien eras.
Las alas de Jeff eran verdes como las de un perico, y este realmente hablaba tanto como uno.

¿Pero qué decían sus alas de Sebastian?

Su tía, una mujer extraña y supersticiosa, había advertido a su madre que tuviera cuidado con ese niño, porque en él se batallaba continuamente la pelea entre el bien y el mal.

Sebastian pensaba que era una vieja loca.

Un especialista les había aconsejado hablar con un psiquiatra, para verificar que todo anduviera bien dentro de la cabeza del niño. Pero Sebastian no estaba desequilibrado, aunque quizás si lo estaría si todo el mundo lo seguía tratando como un fenómeno.

En la secundaria logró hacerse respetar a la fuerza, con su personalidad sarcástica, sus sonrisas fingidas y manera de amenazar eficientemente a los demás.

Pero entonces se enamoro de Blaine Anderson, y sus alas oscuras como las del carbón. Pero el chico no quiso saber nada con él, porque sus ojos solo pertenecían a un chico llamado Kurt de la escuela pública… y sus alasblancas.

Sebastian los odiaba demasiado.

¿Acaso el color de nuestras alas también elegían a quién estábamos destinados?

¿Acaso debería conformarse a sus "noviazgos" de 20 minutos en el baño de Scandals para toda la vida?

Sabía muy bien que estaba pensando demasiado. La parte coherente de su sentido común sabía muy bien que no existía el destino, y que el color de las alas era tan azaroso como lanzar una moneda al aire.

Y aún así era en lo único que podía pensar desde el momento en el que nació.

Cuando Hunter Clarington se transfirió a Dalton, los alumnos de su clase no pudieron ahogar su sorpresa.

Sebastian, desde su asiento al final del salón, observo con ojos como platos, al chico nuevo de cuya espalda no salía pluma alguna.

Hunter no tenía alas.Todos sabían que eso era virtualmente imposible.

Hunter era agradable, un poco estricto y competitivo, pero aún así emitía un aura de liderazgo hacia los demás. Todos lo recibieron cálidamente, pero era muy obvio que lo trataban con extremado cuidado y un brazo de distancia.

Nadie preguntaba "Hey Hunter, ¿por qué no tienes alas?" Nadie se animaba a realizar la pregunta obvia.

En cambio, pretendían que no había nadararo en el chico nuevo, pero sus sonrisas cuidadosas delataban la realidad a todo momento.

Sebastian aún no se había acercado, pero observaba la situación como si fuera parte de un Deja Vu. Él mismo había estado en sus zapatos el día que entro en los salones de Dalton, o en cualquier otra escuela o evento al que se dirigiese. Las personas lo trataban como si fuera alguien a quien debían tratar con extremado cuidado por miedo a no ofenderlo… y eso le causaba tanto odio como aquellos que le habían dicho a sus padres que era un monstruo.

Solo debía imaginar cómo se sentía Hunter, cuya "rareza" era incluso más notoria.

Sebastian se coloco detrás de Hunter y le dio unas fuertes palmadas en la espalda, que hicieron que el otro echara un quejido de dolor.

- ¡Hey chico nuevo, deja de acaparar toda la atención! -

El grupo que rodeaba a Hunter voltearon a ver a Sebastian con muecas de incredulidad por lo que acababa de hacer, pero Sebastian tan solo sonrió mostrando todo los dientes. El nuevo lo miro shockeado, para luego devolverle la sonrisa altanera.

- ¿Y quién se supone que eres tú? - Le pregunto, mirándole el rostro, ni siquiera dando caso a las alas detrás de Sebastian. Pero esta vez Sebastian se daba cuenta que Hunter no fingía no verlas por algún intento de ser políticamente correcto… no las miraba porque verdaderamente no le importaba.
- Sebastian Smythe, y vengo a rescatarte de este grupo de tontos. -

Se encontraban en las gradas del campo deportivo, viendo al equipo de vuelo dar vueltas por el circulo del terreno. Hunter miraba con melancolía a los voladores, y aquello hacía que el corazón de Sebastian se apretara con fuerza.
- Lo bueno es que… - Dijo Sebastian de pronto, de manera despreocupada. - Tienes permiso de saltearte mitad de la clase de educación física, es realmente muy tediosa. -
Hunter pegó una carcajada, y se acomodo sobre el asiento.
- Tienes razón. - Dijo, con una sonrisa triste entre labios. - Se qué te mueres por preguntar, lo has intentado todo el día. -
- Sabía que si te molestaba un rato acabarías dándome la respuesta tu solo… ¿Naciste así? -

Hunter sonrió y suspiro, negando con la cabeza. Sebastian tragó una sensación amarga sabiendo lo que eso significaba.
- Tuve un accidente y no pudieron salvarlas. - Comento en un tono seco. - Luego de eso me echaron de la escuela militar… aunque no es que no los entienda. -
- Eso es bastante injusto. -
- Esta bien, me gusta creer que era demasiado bueno para ellos. -

Ambos rieron, y Sebastian, por instinto, apoyo su cabeza sobre el hombro de Hunter, pero este no la quito.

- ¿Cómo eran? - Pregunto suavemente.

Y hunter describió sus alas atigradas como las de un halcón. No demasiado grandes ni ostentosas, pero funcionales y más veloces que incluso las de sus instructores. A Hunter se le cayeron unas lagrimas mientras contaba su pasión por volar, pero aún así sonreía, feliz de revivir aquellos recuerdos que habían significado tanto en su vida.

- Me gustan tus colores. - Dijo Hunter luego de un tiempo, cuando ya anochecía per aún seguían ahí en las gradas, solos en medio del campo deportivo.
- Solo lo dices por decir… - Comento Sebastian por lo bajo, sin mirarlo.
- No, en serio. - Insistió el otro. - Mi prima… tiene un ala rosa y la otra morada, siempre me resulto asombroso, único… es como… si tuviera lo mejor de dos mundos. -

Sebastian comenzó a reir.

- Yo… jaja, yo nunca lo había pensado así. -
El peso que sus alas le daban sobre su espalda, de pronto se sintió más ligero.

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⏰ Última actualización: Oct 28, 2014 ⏰

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