Capítulo II
Esa mañana fue muy incómoda, Barnaby protagonizó a la víctima y Kotetsu al agresor arrepentido, el rubio nunca se había sentido tan feliz de escuchar el cliché "Haré lo que sea para que me perdones", una frase con la que pudo hacer suyo al viejo con consentimiento, con la que pudo ponerle una correa en el cuello, un lazo que se aseguraría fuese permanente, aunque para ser sinceros esperaba escuchar el típico "Me haré responsable" de los mangas que leía de niño.
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El conejo se volvió posesivo, celaba al tigre en cualquier lugar, en cualquier momento mientras estuvieran solos, Barnaby era un profesional para el público, para sus compañeros y amigos, pero no para Kotetsu, para él, jugaba un papel más privado, más oscuro, se volvió su víctima y carcelero.
El oriental no huía a pesar de sentir que las cosas se estaban yendo de control, su sentido de responsabilidad era mayor, fue su culpa esa noche y la seguiría siendo después, no importaba lo que Barnaby hiciera o le hiciera hacer, decir o sufrir, lo tomó como una venganza por tomar su "inocencia" y, aunque dolía, se acostumbró después de medio año, llámenlo loco, pero comenzó a sentir placer, ya no rehuía a los avances del conejo, por lo que ya no tenía que soportar los ataques violentos de este, las torturas que resultaban en su sangre en las sabanas y que el rubio llamaba "amor". Aprendió a decirle lo que deseaba escuchar, a interpretar cualquier mínimo gesto y a responder con gestos que quería convencerse que sentía, que eran reales, no fue hasta que un día, después de tres años juntos que Barnaby sintió que no era suficiente.
oOo
Había conseguido la cura a su depresión, parecía feliz en el exterior, pero era infeliz, rencoroso, pero sobretodo, celoso, lo sabía desde el principio, no importaba lo que hiciera, el viejo siempre tendría a alguien más importante que él ¿Pensó en destruirlos? ¡Claro que sí! Pero matar a la familia del viejo sólo haría que lo odie, lo aguantó todo el tiempo hasta que la idea surgió, no solo se quedó allí, la hizo realidad, un poco de sus fondos, más contactos y tecnología, dos años de trabajo para crear lo que el pequeño tubo en sus manos contenía, lo que haría que Kotetsu se volviera suyo por completo, que no pudiera escapar de su unión.
Ya no necesitaba invitación para entrar en la guarida del tigre, ni anunciar cuando lo atacaba mientras dormía, Kotetsu ya no mostraba rechazo a ninguno de sus avances e incluso correspondía, esa noche fue como muchas otras, le hizo gemir, gritar y disfrutar hasta perder la conciencia, allí, ayudado por la luz de la luna, le clavó el tubo en el vientre, Kotetsu abrió los ojos de inmediato, la sangre comenzó a esparcirse por las sabanas, incrédulo, el viejo le sostuvo las manos, intentó activar su poder sin resultados, Barnaby le sonreía con dulzura, enterrando más profundo la herramienta, el tigre se había convertido en un gatito en sus garras, un gatito que se volvió moribundo en un instante, cuando perdía la conciencia, lo sintió, un dolor aún más atroz, el tubo se derritió como agua, se metió en la herida, tan frio como hielo y a la vez tan caliente como lava, gritó con lo que le quedaba de fuerza, quería desmayarse pero algo se lo impedía, el desgarrar de sus músculos sonaba como caucho rompiéndose, el quebrar de sus huesos como palillos de dientes, algo se arrastraba por sus venas como insectos microscópicos que lo devoraban desde adentro y Barnaby, él sólo sonreía mientras le sostenía la mano, cantando en susurros que sus propios gritos acallaban, sintió que pasó una eternidad hasta que el dolor paró, estaba empapado en sudor, el sufrimiento le hizo incontinente, podía oler las heces, la orina y la sangre, era desagradable, asqueroso, un desastre, pero para el rubio, era el olor del éxito, sintió una lengua invadirle la garganta antes de poder al fin, desmayarse.
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Ámbar [T&B] BxK
FanfictionEl ámbar iluminaba todo a su alrededor, el atardecer era cálido, la sangre en sus manos se había vuelto fría. Es un Two-Shot. Barnaby x Kotetsu.