Delirio Tembloroso

13 0 0
                                    

Antes de graduados de la universidad mis amigos y yo nos prometimos reencontrarnos pasara lo que pasara, esa patética rutina que se hace cuando se termina un ciclo escolar, donde juras a tus compañeros que aunque salgan de esa escuela se seguirán procurando, era obviamente todas promesas de fundamentos movedizos. Aquellos que hicimos ese juramento éramos Cesar, Óscar, Jesús y yo. Al terminar de recibir el título de la graduación hicimos un fiesta, borrachos reíamos repitiendo lo que ya había quedado claro, pero por supuesto el alcohol te afecta para ponerte más emotivo de lo que puedas llegar a ser sobrio, el más afectado por la embriaguez era Cesar el más llevadero de todos nosotros, no es un buen ejemplo decir que tiene la mejor vida de nosotros, su padre murió en unos accidentes laborales, una explosión de una pequeña reserva de gasolina que estaba en una refinería siendo el de los únicos afectados, en lo personal me contó que al llegar al lugar donde había ocurrido el incidente encontró el cuerpo carbonizado de su padre irreconocible excepto por su cráneo que estaba grisáceo por el ahumadero, lo tomo en sus manos para despues besarlo, sí de verdad puede llegar a ser inquietante este inusitado acto de cariño, pero no lo entendería muy bien pues nunca me ha acontecido sucesos trágicos de ese calibre. De entre todos, yo era el que tenía una cercanía más con él, especificaba datos personales que a los demás les decía solamente por encima, sino conociera bien a Cesar diría que se trata de una mente traumatizada de algún loco cualquiera, esto sumado a su alcoholismo daba un resultado excéntrico, pero nunca confundí que mi amigo es de aquellos alcohólicos mala copa, todo lo contrario, era simpático bastante alegre en ese estado por lo general, solía contarme historias de su vida, no podría llegar a pensar que se había metido en ciertas situaciones que jamás sospeché, también no debo omitir que era ligeramente un depravado en su manera de expresarse por las mujeres.

Cesar se ha metido en varios líos, pero en todos ha salido ileso, el le llama "la divina providencia" de forma sarcástica pero a mi no me convence eso pues pienso en realidad que es asunto de pura suerte. En sus inspiradas pláticas sobre su vida maniobra con sus manos actuando para darle más veracidad a sus anécdotas, una vez llegó a estar preso en una cárcel preventiva, comparó a estar con inmundas ratas en la peor habitación de terror que pudiera existir, tal vez fue un castigo muy exagerado por orinar en la vía pública; otra veces se me acercaba dandome un abrazo de colegas mientras estábamos en las sillas y el tomaba generosamente de su botella de cerveza, repetía que me estimaba mucho, que yo era su mejor amigo, pero lo más extraño de todo es que durante estos halagos o alguna historia que contaba tenía intervalos en los que callaba y no decía nada, solamente su boca dejaba de decir palabras mientras sus ojos se perdían apreciando a la nada, en todo este proceso no parpadeaba parecía hipnotizado, después como si nada seguía charlando.

La cosa más grotesca que me llegó a decir fue acerca de su infancia, de niño tenía una idea brillantes o al menos el lo describió así, planeaba asesinar una mujer pero conservar bien su cuerpo y esconderla debajo de la cama, así con esto poder tener relaciones con ella cada vez que quisiera, pensaba que era una muñeca de carne incalculable, por este tipo de cosas y por algunas otras a veces se elaboran en mi mente ideas donde llego a pensar que Cesar esta un poco enfermo de la cabeza, a veces.

Un suceso inusitado que ocurrió también fue cuando me encontraba en la oficina trabajando tranquilamente, había terminado mi informe cuando de pronto abrieron la puerta del cuarto, era Cesar manchado de pies a cabeza como si se hubiera revolcado en lodo, llamo la atención por además de su aspecto deplorable lo acompañaba con gritos histéricos, mis compañeros de trabajo lo observaban atonitos viendo como este que podría pasar como un vagbundo corría a mi aletando sus brazos como si fuera una gallina, fue cuando al llegar a mi calló sobre mis brazos lloriqueando, apestaba fuertemente a alcohol eso me dio la explicación de su estado de delirio. Lo sacudi mientras el me mecia y susurraba que algo lo perseguía, lo había seguido hasta aquí, si bien el estado de alcoholismo que frecuentaba Cesar no me sorprendía, su estado emocional sí lo hacía, jamás lo había visto actuar de esa manera, estaba empapado de su propio sudor con las pupilas dilatadas, sus sentidos físicos y mentales no parecían estar en condiciones, percibía cosas que no estaban allí mientras decía que lo protegiera que aquello sea lo que fuere estaba más cerca de lo que creía. Como es natural de pensar, los guardias del complejo trataron de sacarlo por las malas a lo que yo me negué, podía que apestara pero seguía siendo mi amigo el que más frecuentaba de la universidad. Salí con el la calle y traté de apasiguarlo, su estrés descendía al estar sentando en la banqueta frotándose la cabeza, como si el alcohol en su sangre se desvaneciera, después ya más tranquilo explicó que había algo que lo seguía desde su casa y no paraba de acosarlo, daba detalles de las calles que había tomado para llegar a mi acompañado de vulgaridades. Fui a dejarlo a su hogar y el agradeció el trato que le di, jamás había alguien siquiera que lo tratara medianamente igual cuando tenía ese tipo de problemas, "Gracias Dante" fue las palabras que me dijo para que regresara a mi casa con las mejillas cubiertas por lágrimas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 28, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Delirio TemblorosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora