17. El día del concierto...

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El día del concierto...

Dieron las cinco menos cuarto de la tarde cuando sonó el timbre de su casa. Frunció el ceño, faltaban quince minutos para ir con Olivia, y un poco más para reunirse con los chicos en el bar. ¿Será el correo? Se preguntó mientras se dirigía hacia las escaleras para bajar al primer piso. Abrió la puerta una vez llegó al recibidor y se encontró con su amiga platinada, ya vestida, maquillada y sin un atisbo de buen humor en su expresión.

Alzó una ceja, pero no pregunto nada y dejo que su mejor amiga ingresara a su casa.

—Te esperaba dentro de veinte minutos —comentó mientras comenzaban a subir las escaleras hacia su habitación.

—Estoy demasiado tensa como para esperar, así que vine a molestarte —respondió con simpleza la otra. Camelia asintió, ella podía entender a su amiga, incluso compartir el sentimiento.

—No te preocupes, si no te agradan o te hacen sentir muy incómoda nos vamos —comentó la morocha antes de entrar a su habitación. Todavía no había comenzado a vestirse, así que se dispuso a cambiar su ropa de entre casa por algo más presentable.

—¿Eso va para ti también? No luces precisamente como alguien que quiere ir —mencionó Olivia al tiempo que se sentaba en el escritorio de su amiga y encendía la computadora.

—No es que no quiera ir, me pone nerviosa conocer a los chicos —contestó Camelia luego colocarse unos jeans negros, siguió por la camiseta del mismo color.

—Pensé que te agradaban.

—Lo hacen, pero no es lo mismo que me agraden virtualmente a que los vea en persona —habló la morocha después de atar sus zapatillas también negras. Olivia asintió sin dejar de mirar a la computadora ya que había comenzado a jugar—. Ni siquiera puedes dejar de jugar por cinco minutos, que ya comenzaste una partida en mi casa —agregó dedicándole una mala mirada.

—Lo siento, pero estoy nerviosa —se excusó la otro, pero sin dejar de jugar. Camelia rodó los ojos y comenzó a arreglarse el cabello.

—No creo que sean malos chicos —comentó más para ella misma que para su amiga.

El silencio se inundó en la habitación mientras Camelia terminaba de vestirse y Olivia jugaba. Tardó diez minutos en alistarse por completo y tuvo que arrastrar a su amiga fuera de la habitación para que dejara de jugar, no podían retrasarse, odiaba los retrasos y quería llegar primero, porque realmente odiaba llegar última y tener que ser educada saludando a todos. Olivia la siguió sin decir nada, ambas estaban demasiado tensas como para entablar una conversación que mitigara sus nervios.

...

Lio estaba seguro que esa noche sería genial. Estaba tan entusiasmado que ni siquiera el malhumor de Vano por haberlo esperado tanto tiempo fuera de su casa lo estropearía. Enseguida se dirigieron a la casa de Az, quien ya estaba con Sage.

—Cuando dijiste que estabas listo, no creí que te referías a esto —comentó Lio mirando de reojo el atuendo de su amigo, cualquiera podría confundirlo con alguien que estaba yendo a hacer la compra a la tienda. Vano rodó los ojos.

—No molestes, sabes que no soy la persona más interesada en arreglarse —habló Vano mirando por la ventana.

—Sí, lo sé, pero podías haberte lavado el pelo como mínimo, eres cantante.

—Sólo mira al frente y conduce que bastante tarde estamos llegando ya —se quejó el otro.

Llevaban siendo amigos desde que ambos eran dos desconocidos con sueños de triunfar en lo que les gustaba, se conocían muy bien, pero por más que pasaran los años, Vano no podía acostumbrarse al hecho de que Lio, situación en la que fuera siempre llegaba tarde.

Oh My God #Zodiaco |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora