Le ví un momento y flotando ante
mis ojos esa imagen se quedó,
como la mancha oscura orlada en fuego
que flota y ciega si se mira al sol.
Y donde quiera que la vista clave,
veo sus pupilas llamear
y no le veo a él, es su mirada,
unos ojos, los suyos nada más.
Gustavo Adolfo Bécquer